Tocar fondo es fantástico. Claro, se siente mal. No es divertido. Pero es un extraño lugar sin distracciones. Es el momento para darse cuenta de lo que no funciona. Los fondos nos ofrecen una oportunidad porque la vida casi nunca se detiene completamente. Cuando las cosas van bien o medio bien, podemos andar sin fin. Pero cuando se quiebran, cuando se rompen en mil pedazos, todo se detiene. La falsa esperanza, se revela. Todo lo que creímos que nos salvaría, se deshace. Es muy útil.

La gente le tiene miedo a caer hondo. Pero caer es menos difícil que evitar una inminente caída. A veces, caer es libertad. Puede ser exactamente lo que necesitamos. En mi experiencia, veo cómo los instintos por sobrevivir se activan cuando estamos abajo, es nuestra naturaleza más fiera. En condiciones extremas podemos ser creativos e ingeniosos. Claro, podemos y debemos pedir ayuda, pero hay algo íntimo y sagrado que se gesta al interior y que solo puede ser vivido a través del dolor de tocar fondo.

Esta entrada está dedicada a una de mis clientas. Ella está en su fondo; la vida así lo quiere. Principalmente porque lo necesita. Su cuerpo quiere parar. Su mente y su alma también. Necesita revaluar a qué le ha dado importancia, en qué ha creído. Es un momento muy emocionante, visto desde afuera. Espero que, así sea amargo, se deje seducir por las infinitas posibilidades de su precioso fondo.

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Vlog: Sobre la fuerza de voluntad vs. el Progreso.