Sí. Es posible. Lo dice la literatura. Y la evidencia médica. Claro, no es fácil creerlo. Casi ningún mensaje cultural nos abre la mente a esta posibilidad. Creemos que sobrepeso es un BMI superior a 25 y, obesidad, uno superior a 30. Creemos que un cuerpo que habita los rangos superiores de esta escala está en riesgo, solo por estar ahí. Fin de la historia. Es fácil, medible y conveniente. Hasta un niño podría entenderlo. Pero equiparar personas con números, usualmente trae sus problemas. La realidad humana es multidimensional y supera nuestras escuetas mediciones. La salud, como los humanos, viene de muchas formas.
Estas ideas no son mías. Las aprendí cuando investigué a fondo el tema del origen de la discriminación por la grasa. No es un tema fácil. Pero estos libros que leo, son investigaciones exhaustivas sobre la relación entre la salud y el peso. Al parecer, la evidencia que corrobora el hecho de que el peso no es necesariamente un factor de riesgo en sí mismo, es abundante. Lo dice la médica Linda Bacon, autora de Health at Every Size, Glenn Gaezer de Big Fat Lies o Paul Camppos, autor de Diet Myth. Ellos critican fuertemente la industria de las dietas, particularmente a subir y bajar de peso constantemente. Según ellos, es este hábito de las dieta yo-yo, el responsable de los aumentos en riesgos a la salud. Estos libros son minuciosos, detallados y altamente responsables por lo que dicen. Sus autores saben que tendrán oposición y por eso, respaldan su tesis diligentemente.
También leo la contraparte. A los médicos que hablan de la obesidad como el enemigo. Como Gary Taubes o David Ludwig o Mark Hyman. Por cierto, los considero médicos excepcionales. Ellos también tienen evidencias. Por ejemplo, Taubes menciona a la población americana nativa de los Pima, un grupo indígena con altísimos índices de diabetes y enfermedad cardiovascular. Ellos engordaron cuando se encontraron con la sociedad occidental. Pareciera evidente la relación entre peso y salud. Pero esa no es toda la historia: tengamos en cuenta que, este grupo en particular, ha sido alienado, discriminado y expropiado de sus originales maneras de vida, adoptando una dieta de comidas chatarra y un estilo de vida sedentario.
Para mí, las mediciones tienen una falla. Inclusive la CDC (Centro para el Control y Prevención de enfermedades) de Estados Unidos, hace un llamado a la industria médica para alejarse de las mediciones de BMI. Además, si fuera cierto que la grasa es el enemigo, algo es seguro: nuestros métodos para enfrentarla no funcionan. Casi nadie logra perder peso y mantenerse (menos del 1%).