Comer intuitivamente suena maravilloso. Todas quisiéramos poder hacerlo. El problema con el término, es que nadie sabe cómo. Es como cuando te dicen que te animes, pero tú estás triste. Suena bien, y decirlo es fácil. Pero hacerlo, eso es otro cuento.
Lo que no nos damos cuenta es que comer intuitivamente, es vivir intuitivamente. Comer y vivir se abrazan a cada momento. No existen los compartimentos en la vida, y creerlo causa sus problemas. Vivir y comer intuitivamente significa saber que todo tiene un lugar; es tener la capacidad de aprender sin reproches y sentirse cómoda con una realidad inexorable: todo, absolutamente todo, es un proceso.
Nadie come perfectamente todo el tiempo, tanto como nadie vive una vida perfecta. Podemos creerlo a partir de lo que vemos en las redes, pero no olvides que las imágenes en redes vienen con cierta curaduría. Son seleccionadas y modificadas para transmitir un mensaje. Vivir intuitivamente, muchas veces, significa invitar al caos, la tensión y el desorden. Comer intuitivamente también lo hace.
Como coach, veo cómo mis clientas quieren aprender a comer perfectamente. Les digo que se enfoquen en cambiar el discurso. Las reto, para que vean a la comida como un vehículo de vida, que les trae alegría, aprendizajes, retos. Paradójicamente, esta manera de ver al alimento hace que la tensión ceda y somos capaces, cada vez más, de elegir los alimentos que apoyan las cambiantes necesidades de nuestro cuerpo. Y eso es suficiente.
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Te invito al taller: No más guerra con la comida y el cuerpo. Informes: camila@francamaravilla.com