La mentalidad de las piedras.
Es una expresión que oí hace poco, sobre nuestra manera de concebir la vida y a nosotros mismos. Hace referencia al estilo, tan fijo y estático, de nuestras creencias y percepciones. Yo soy así, decimos. Me gusta eso, y no lo otro. Me hicieron daño, yo soy la víctima. Nos quedamos fijos en una idea y la defendemos; y, al hacerlo, no nos damos cuenta de que estamos protegiendo una naturaleza que no es la nuestra.
Hace unos días, mientras oía una canción de Mercedes Sosa, pensaba en lo mucho que detestaba a Mercedes Sosa hace unos años. Oigo la canción y oigo la voz y comprendo qué tanto su música me conecta con algo que no estaba presente en mi antes. Pienso en las cosas que no pensaba posibles y lo son.
Termina el día y llega la noche. Las frutas maduran y las flores florecen y marchitan, dan paso a nuevas flores. Nuestro interior es igual. Defender ideas fijas es buscar fortaleza en cosas que nos debilitan.
Tengamos la mentalidad del agua.
Agua que no termina, que se trasforma y se mueve. Seamos procesos que viven y no necesitan ser solucionados o terminados.
Por eso, a mis chicas que pelean con la comida, les digo: el desempeño con la comida en un determinado momento no es indicador de nada. Comer es un proceso fluido que no termina, desprovisto de culpa o vergüenza.
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