Durante casi toda la historia humana, la mujer fue tratada con violencia y desprecio. Eso dicen los registros históricos. Si una mujer era violada, el violador debía pagarle al esposo, para saldar la deuda. Éramos mercancías, cosas. No es evidente por qué la historia de los humanos se dividió de tal manera con respecto al género. Yuval Noah Harari, explica algunas teorías: una dice que fue la tendencia masculina hacia la violencia y otra, postula que fue la diferencia en fuerza de los cuerpos. Algunas mujeres feministas dicen que fue lo contrario: fue por nuestra fuerza, la femenina, que fuimos dominadas.
En todo caso, lo único que sé es que este es un buen momento para ser mujer. Todavía hay luchas en la igualdad de género, el trabajo no termina, pero nunca antes las mujeres se habían movido tan libremente por el mundo. Las cosas han mejorado.
A veces, parece que no. Parece que fuéramos tan objeto como nunca, tan violentadas y subvaloradas como cuando todo lo nuestro se tranzaba como mercancías de poco valor.
Pero la mujer hoy tiene voz, y cada vez más. Si no lo creemos, es porque no hemos revisado qué tanto progreso ha habido. La información que vemos, en redes y medios, se enfoca sobre lo que aun falta. Las noticias dan la sensación de que es más lo malo que lo bueno.
Pero tengámoslo claro, las cosas mejoran. Y seguirán mejorando. Habrá más presentación femenina en cada esfera de la sociedad.
Es rico ser mujer. A mí, me gusta. Tal vez, alguien comente sobre mi cuerpo y no me guste, pero al final del día, siento más seguridad que inseguridad. Sé que soy privilegiada. Siento más posibilidades que condenas.
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