¿Cómo se siente obsesionarse con el ejercicio?
Mal. Porque obsesionarse con cualquier cosa es más dolor y menos paz. Como otras compulsiones, el deporte se vuelve algo que no es. Por más alivio temporal que ofrezca, las obsesiones son suplentes y nunca llenan porque ese vacío necesita, exclusivamente, que nos sintamos suficientes. Cuando Margarita Rosa de Francisco habla sobre el ejercicio, se nota que lo hace porque le ofrece algo parecido a una garantía. Lo hace porque tiene que hacerlo; para ejercer dominio, y para sentirse suficiente.
No la critico. No es fácil. A la Mencha la deben felicitar por su cuerpo; es, finalmente, el cuerpo que se aprueba. Fuerte, tonificado y delgado. Le deben decir que se ve muy bien y saludable. No la critico porque la disfunción no está en ella. Está en una sociedad que la incentiva a nunca descansar para verse como se ve. El problema es nuestra manera de concebir la salud, que se reduce a lo sexy de la apariencia. El problema es que envejecer es un pecado que debe desafiarse aunque te cueste la vida. El problema es la manera de concebir la productividad y el éxito, y una sociedad que ni pestañea cuando alguien dice que no toma vacaciones hace más de dos décadas.
Lo que no vemos es que la raíz de los problemas con la comida y el cuerpo, es la misma; si comes y no puedes parar, si te ejercitas y no puedes parar, estamos hablando de la misma pesadilla: crees que el cuerpo es la moneda de valor. Se abre una conversación sobre lo que somos capaces de hacer para sentirnos suficientes, y cómo nunca llegamos. www. francamaravilla.com
Mal. Porque obsesionarse con cualquier cosa es más dolor y menos paz. Como otras compulsiones, el deporte se vuelve algo que no es. Por más alivio temporal que ofrezca, las obsesiones son suplentes y nunca llenan porque ese vacío necesita, exclusivamente, que nos sintamos suficientes. Cuando Margarita Rosa de Francisco habla sobre el ejercicio, se nota que lo hace porque le ofrece algo parecido a una garantía. Lo hace porque tiene que hacerlo; para ejercer dominio, y para sentirse suficiente.
No la critico. No es fácil. A la Mencha la deben felicitar por su cuerpo; es, finalmente, el cuerpo que se aprueba. Fuerte, tonificado y delgado. Le deben decir que se ve muy bien y saludable. No la critico porque la disfunción no está en ella. Está en una sociedad que la incentiva a nunca descansar para verse como se ve. El problema es nuestra manera de concebir la salud, que se reduce a lo sexy de la apariencia. El problema es que envejecer es un pecado que debe desafiarse aunque te cueste la vida. El problema es la manera de concebir la productividad y el éxito, y una sociedad que ni pestañea cuando alguien dice que no toma vacaciones hace más de dos décadas.
Lo que no vemos es que la raíz de los problemas con la comida y el cuerpo, es la misma; si comes y no puedes parar, si te ejercitas y no puedes parar, estamos hablando de la misma pesadilla: crees que el cuerpo es la moneda de valor. Se abre una conversación sobre lo que somos capaces de hacer para sentirnos suficientes, y cómo nunca llegamos. www. francamaravilla.com