Eres tu vulnerabilidad.

No lo había pensado así hasta que lo leí. Reflexioné sobre esta frase y me golpeo fuerte. La profundidad de nuestra vida depende de lo mucho, o poco, que estemos dispuestos a enfrentar nuestra propia vulnerabilidad. La vulnerabilidad está en el centro del sentir, y sentir es el centro de vivir. En cualquier experiencia emocional hay un grado de vulnerabilidad y toda la gama de emoción es fundamental porque, aunque nos guste tanto la felicidad, sentirse bien incluye la capacidad de estar tristes, bravos o aburridos.

Vulnerabilidad es la incomodidad de exponerte, de arriesgarte, y aunque reconocer que estas en ese lugar de «riesgo» no es una experiencia placentera, significa que ya puedes tener la llave que abre la puerta hacia todo lo soñado.

Publicar un libro que incluye tanto de mí, ha sido una experiencia vulnerable. He aprendido que exponerme y tolerar mi vulnerabilidad hace que ejercite nuevos músculos, pues ahora prefiero mostrarme tal cual soy y sin paredes de protección, como el perfeccionismo, la evasión o la agresión.