Nada da más frutos que cultivar una práctica de autoestima.

Eso del amor propio es un fenómeno real, es un indicador que marca la diferencia en todas las facetas de vivir. No es un estampado en una camiseta ni es un hashtag, es la realidad de cómo vivimos nuestras vidas. Crecer en autoestima es trabajo duro, implica sentir lo que no queremos sentir, mirar lo que no queremos mirar, e implica asumir responsabilidades. En resumidas cuentas, probablemente, es el trabajo más difícil que hay.

Pero vale la pena porque desde el amor propio se toman decisiones, se inician y se rompen relaciones, se abordan retos, se crece, se avanza y se vive. 

Si lo piensas bien, quererse es una posición radical. Es un acto rebelde si se tiene en cuenta de que nadamos como peces en una cultura que promueve la carencia. No es una teoría de conspiración, tampoco exagero. Es mucho lo que hacemos, compramos, nos untamos y consumimos, para intentar llenar algo que jamás se llena; finalmente, es cierto, nunca tendremos suficiente de lo que no necesitamos.

Lo que sí necesitamos, como humanidad, es querernos. Principalmente, querer a la persona que tenemos enfrente del espejo. Esa persona resiliente y capaz que no es perfecta, pero que es exquisita, tal cual es.

Hoy converso con Adriana Convers, Fat Pandorasobre amor propio, sobre crecer y aceptarse, sobre la cirugía bariátrica y sobre la moda. Es mucho lo que podemos aprender con ella, principalmente, a mirarnos y a aprender de nosotras mismas, para movernos hacia adelante.

Escuchar acá.

@francamaravilla