Nunca hemos sabido nada sobre cómo será mañana. Con el covid-19 no llegó la incertidumbre; todo siempre ha sido incierto. Otra cosa es que creímos posible “asegurar” la vida con una gran cuenta de banco, con un trabajo bien remunerado, con una casa recién comprada, con una dieta perfecta. El covid-19 solo revela lo que ya está. La vida siempre es así. Lo saben los pacientes que, de un día para otro, reciben un diagnostico inesperado que destruye sus planes. Lo saben las personas que enfrentan las circunstancias de vida más duras, que viven al día, que se levantan en la mañana a enfrentar una existencia sin garantías. Nunca ha habido piso, de eso habló el Buda. Lo más cercano a pisar un suelo que nos sostiene es empezar a recodar quiénes somos, el hecho de que nos necesitamos porque no somos islas, que las cosas materiales no son la felicidad, que lo simple prevalece; todo aquello que el covid-19 nos ayuda a recordar. Un abrazo, IG: @francamaravilla |