Es nuestra más básica tendencia: el control.
En lo personal, oscilo entre una desgarrada propensión por salir de la norma y el deseo de que todo permanezca seguro y estable. Vivir así me lleva y me trae como una ola, me hace viajar, me presenta nuevas amistades y territorios; me gusta, pero me confronta con una intensa necesidad por controlar.
Jean Paul Sartre dijo que el infierno es otra gente. No estoy de acuerdo: el infierno es el control.
Afortunadamente, ya tengo pistas sobre el asunto.
Ya quise controlar mi apariencia, también mi manera de comer. Abandoné la tarea y aprendí que la autonomía y la libertad eran posibles cuando se suelta ese deseo de agarrarse de todo, de cada detalle, cada resultado, cada desenlace. Paradójicamente, el soltar ofrece dominio.
No es fácil, pero siempre es gratificante recordarlo. El control falla en todas las áreas. Mejor confiamos en otra cosa.
**
PD: Mi cuenta nueva de IG es @franca.maravilla
Es mi única cuenta en IG. Mi cuenta original, que fue robada, está activa, pero no está en mi control.
Un abrazo,
Camila- coach de alimentación consciente, escritora
www. francamaravilla.com