Muchos sentimientos de culpa que tenemos sobre nuestros cuerpos los hemos absorbido de valores culturales. Las mujeres entendemos que nuestro cuerpo es la moneda más valiosa, que no requerimos una personalidad, solo presentar nuestro cuerpo a la sociedad, como anota la feminista Andrea Dworkin. Suena radical, pero esto lo vemos aplicado en películas, literatura, en la historia y en la realidad.

Históricamente las mujeres han sido relacionadas con el cuerpo: ancladas a la carne, vinculadas al instinto del deseo y a la belleza. Mientras que los hombres han sido relacionados con la racionalidad y la capacidad de entender el mundo. Estas construcciones han cambiado con el pasar del tiempo a otras construcciones jerárquicas no muy diferentes, en donde la mujer es centro del hogar y un ser destinado a ser madre y cuidadora.

La guerra con tu cuerpo no es una idea propia, es algo que nace de un entorno del que muy naturalmente absorbiste mensajes y mandatos. La guerra contra el espejo es una herencia, un legado que no pediste; saberlo es importante para saber soltar y sanar.

Vamos al fondo, te invito a escuchar el siguiente episodio del podcast en asocio con Caracol Radio acá.

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Un abrazo, Camila Serna

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