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A nadie le gusta sentir que come emocionalmente. Nos gustaría comer de la forma más racional y lógica posible. 

 Sospecho que estas creencias vienen de una cultura que teme los impulsos del cuerpo y favorece el poderío mental como la vía más confiable a la hora de tomar decisiones. 
 
Sin embargo, es mi experiencia que cuando más confiamos en nuestro diseño biológico, más soltamos las riendas de un impulso que no se diseñó para ser dominado. 
En este episodio del podcast «Yo debería ser flaca» profundizo en el tema del comer emocional que, a menudo, se veta, ridiculiza o esconde; al parecer, asumimos que comer no debería estar vinculado a las emociones. 

Mis consultantes se sorprenden al escuchar que no penalizo comer emocionalmente, lo cual se convierte en un problema solamente cuando la comida es nuestra más frecuente herramienta para manejar las emociones. 

Si recurrimos a la comida como nuestro primer recurso frente a emociones difíciles – ansiedad, miedo, frustración, ira – es probable que nos sintamos fuera de control. 

Sin embargo, este episodio también busca reivindicar el lugar legítimo de un comer emocional que puede ser funcional y saludable. Cuanto más comprendamos esta perspectiva, más podremos utilizar la comida como un regulador emocional de manera consciente y efectiva, integrándola a una caja de herramientas para gestionar nuestras emociones de forma equilibrada.

Te invito a escuchar el episodio «Comer emocionalmente, cuándo sirve, cuándo no» del podcast de Yo debería ser flaca realizado en asocio con Caracol Radio acá.
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Camila Serna – IG: @franca.maravilla
Coach, podcast, autora del libro Yo debería ser flaca, publicado por Penguin Random House
www.camilaserna.com
**Si tienes una lucha con la comida, si comer es un tormento que no descifras y oscilas entre ciclos de restricción y atracón, puedo ayudarte. Escríbeme a camila@camilaserna.com

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