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La última perla del troglodita de Silvio Berlusconi es para enmarcar. En una entrevista televisada (acá pueden ver el video en italiano) el ex primer ministro italiano dijo que tres juezas de Milán, que fijaron los términos económicos de su separación, eran “feministas y comunistas” por haber establecido una cuota alimentaria de 200.000 euros diarios en favor de su exesposa Verónica Lario.
La tremenda estupidez de las declaraciones saltan a la vista. Es evidente que ser feminista y comunista no es, para nada, un defecto al momento de aplicar justicia. Las fallas de un juez pasan por otras características (falta de virtudes judiciales como la independencia, por ejemplo) y las declaraciones de Berlusconi, un machista que coquetea todos los días con la misoginia, no merecen sino rechazo. Sin embargo, creo que este incidente es una buena oportunidad para hacer algunas reflexiones generales sobre la importancia de tener jueces feministas.
En estas vacaciones tuve la oportunidad de leer “Género y Teoría del Derecho” un texto estupendo de Robin West (acá pueden leer un perfil de la profesora West y acá una parte de la edición en español del libro junto a un muy buen prólogo de la profesora de la Universidad de los Andes Isabel Cristina Jaramillo) que crítica, con razón en mi opinión, la forma como el Derecho se ha construido a través de valores masculinos. En el libro West explica como los valores y peligros que caracterizan la vida de las mujeres no se ven reflejados en ningún campo de la doctrina legal.
West pone un ejemplo, entre muchos, que me parece claro. En los casos de violación donde la víctima queda en estado de embarazo el Derecho muchas veces no reconoce el daño particular que una invasión de esa magnitud produce sobre el cuerpo de una mujer. El embarazo no deseado produce un daño particular sobre la integridad de la mujer que no puede asemejarse al daño que puede producir, por ejemplo, un asalto o una paliza. Al no reconocer la calidad de ese daño el Derecho hace dos cosas: o no reconoce la violación como una causal de aborto por considerar que el feto no puede producir un daño que merezca protección o no lo hace por considerarlo como un acto de defensa propia desproporcionado frente al daño causado.
Incluso en Colombia, donde existe una casuales específica que reconoce el derecho al aborto en casos de violación, hay casos documentados (como lo describí en una entrada anterior) donde jueces y funcionarios públicos -siguiendo esa lógica patriarcal del Derecho- ven un abuso en la solicitud de interrupción de embarazo y buscan dilatar la prestación de un servicio oportuno y seguro.
Todo esto demuestra que desprenderse de una teoría del Derecho masculino es una labor pendiente de nuestros jueces, hombres y mujeres. Sin duda, en la medida en que más funcionarios judiciales entiendan -como lo describe West- la subjetividad sexual, económica, política y social de las mujeres tendremos a más personas como Berlusconi saltando de la rabia, y eso es algo indudablemente bueno.
@SantiagoPardoR
Nota: Foto tomada del libro “Power: Portraits of World Leaders” del fotógrafo inglés Platon.