No tenemos opción. O actuamos, o la Sexta Extinción Masiva de especies será inminente.

El último estudio de  BirdLife International, publicado por CBS News, es contundente: A pesar de que en la película Río los dos guacamayos azules, en peligro de extinción, se enamoran y su amor va a salvar la especie, la realidad fue diferente. No lo lograron.

El guacamayo azul se sumó a la lista, cada vez más extensa, de animales que no logran sobrevivir a lo que los científicos llaman la Extinción Masiva de especies. Un fenómeno que, si bien se ha repetido cinco veces en el planeta, por primera vez ocurrirá por causa de la especie humana.

Aunque para muchos esta predicción científica parece descabellada, los argumentos y registros desde disciplinas como la biología, la paleontología y la geología, entre otras, son claros: de continuar consumiendo los recursos naturales de la manera como lo venimos haciendo, para final del siglo se habrá extinto la mitad de las especies del planeta.

De hecho, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) destaca que si la población humana llega a los 9.600 millones de personas para 2050 (como se calcula), serán necesarios tres planetas para suplir las demandas para conservar nuestro estilo de vida.

Así que por más lejano que parezca, es una realidad evidente. Basta consultar la lista de especies extintas en los últimos dos años para confirmarlo. Entre ellas aparecen especies como el rinoceronte blanco, la tortuga gigante de Abingdon, el delfín chino de río o el tigre de Tasmania. Ahora hay que sumarle a la lista el guacamayo azul.

Es más, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), en 2017 se extinguieron 69 especies y en Colombia existen 429 especies en peligro como la tortuga del río Magdalena, el mono araña café, el magnolio (árbol), el caimán del Orinoco y la danta de montaña… y ¿qué estamos haciendo?

No lo había mencionado a profundidad pero esa es mi principal razón para pensar en la vida en el campo. Porque así como las investigaciones demuestran y pronostican esta realidad, también evidencian que el problema no radica en la especia humana en sí misma, sino en las formas de consumo que no permiten la regeneración de los ecosistemas y los recursos naturales. De hecho, me atrevo a decir que así como parece normal la extinción de cada vez más especies, también pasa desapercibido el origen de todo lo que necesitamos para vivir: la alimentación, los materiales, el aire…

La buena noticia es que vivimos en un país con más de 54 mil especies, según Colciencias, que se ubica como el segundo territorio con más biodiversidad del planeta. Por esto, así como la Sexta Extinción puede afectarnos de manera potencial, Colombia también puede ser un ejemplo de cómo mitigar el impacto. Así que, si bien no todos podremos optar por la idea de vivir en el campo, sí es posible conocer, aplicar, replicar y apoyar acciones destacadas como un mecanismo de solución.

Esa es la razón por la que hoy invito a quienes desarrollen proyectos de conservación, prevención o recuperación del medioambiente, a que cuenten su historia y enseñen cómo actuar en www.transformacciones.com. De esa manera podremos compartir la experiencia de cada uno y enseñar cómo pasar de las ideas a la acción.