Seguramente nos gusta escuchar a la gente.
Oírla hablar, conocer lo que tiene para decir. Y aunque conversar con alguien puede parecer a la mayoría la mejor manera de cumplir esta labor, yo prefiero tener en mis manos lo que ellos escriban.
Prefiero leer lo que la gente tiene que decir.

Muchas personas (casi todas) viven, aprenden, sufren y existen sin que nos enteremos. Si leyeron Satanás, quizás recordarán por qué Campo Elías hizo lo que hizo (o dijo que hizo lo que hizo – asesinar indiscriminadamente a las personas que se encontraban en un restaurante); algunos de nosotros, especialmente quienes poseen una estabilidad económica mayor que los demás, parecen vivir en otro mundo, casi como si ignoraran que el lugar que habitan es el mismo de los mendigos, de los pobres, de los enfermos… de todos, de absolutamente todos los seres vivos. Campo Elías consideró justo enseñarle a algunos de estos personajes alienados e ignorantes un poco de su propia realidad, usando medios que muchos calificarían como cuestionables, y acabando de paso con las esperanzas de cambio y renovación de por lo menos un ex sacerdote, su ayudante y su sobrino.

Afortunadamente, hay maneras menos violentas de enseñarnos la ciudad en la vivimos.
Lo que sucede en La ciudad jamás contada es lo que sucede cada día, todos los días, lo que existe pero se ignora porque no lo vivimos nosotros mismos. Es lo que vive y observa un grupo de personas que, si bien no tiene por qué representar a toda la población de Bogotá, sí exhibe una parte de la diversidad de esta ciudad tan grande y desconocida para muchos.

En la página oficial se puede leer por qué nació este proyecto (como quizás supondrán, «el diario» es el diario El Tiempo):

Este proyecto fue especialmente diseñado como aporte de El Tiempo a Bogotá Capital Mundial del Libro en el 2007. El punto de partida fue convocar a las personas más alejadas de la cultura escrita, a sumarse a esta celebración, con el ánimo de hacer más incluyentes, diversas y participativas las páginas del diario (…) Este es el espacio para que los ciudadanos escriban la ciudad como la sienten, como la viven, como la ven.

Encontrarán más información y opiniones sobre este trabajo aquí, en el blog de Marina Valencia, coordinadora y editora del proyecto, y directamente responsable de que todo esto exista.
Me disculparán los seis autores cuyas historias aún no se han publicado (y sus acompañantes), pero siento que sólo puedo llegar a disfrutar cada relato leyéndolo en papel, de noche y en la tranquilidad de mi apartamento. Aun así, si ustedes se consideran personas normales, adaptables y que no le ponen problemas ni condiciones a la vida, pueden leer todos los relatos aquí.
He leído a Jairo, a Ángela, a Germán y a Jorge, a cada uno en su momento. Hoy siento que he crecido con cada una de sus historias. No sé si lleguen a leer lo que ahora escribo, pero quiero agradecerles si lo hacen. Ya no puedo decir que no los conozco; no sería del todo cierto. He leído lo que tienen que contar (lo que han podido resumir en cuatro páginas… ¿será posible que sea todo?), y me siento feliz porque me han mostrado un poco de la realidad que me rodea desde antes de nacer, pero que hasta hoy, tan triunfalmente, desconocía del todo.
La realidad en la que, casualmente, vivo.

dancastell89@gmail.com