Luego de una interesante discusión sobre el lenguaje (sacada de 1984), llegué a un nuevo relato corto de Borges. A veces me pregunto, ¿cómo se le ocurrirían estas cosas?

El siguiente párrafo hace parte de «El informe de Brodie«, historia en la que un misionero inglés describe (en un reporte que llega a manos de Borges) algunas costumbres y realidades de un pueblo indígena, a quienes llama Yahoos. Brodie, que es como se apellida el misionero, se refiere a la forma en la que se comunican aquellos hombres, caníbales semidesnudos y cubiertos de lodo:

» (…) El idioma es complejo. No se asemeja a ningún otro de los que yo tenga noticia. No podemos hablar de partes de la oración, ya que no hay oraciones. Cada palabra monosílaba corresponde a una idea general, que se define por el contexto o por los visajes. La palabra nrz, por ejemplo, sugiere la dispersión o las manchas; puede significar el cielo estrellado, un leopardo, una bandada de aves, la viruela, lo salpicado, el acto de desparramar o la fuga que sigue a la derrota. Hrl, en cambio, indica lo apretado o lo denso; puede significar la tribu, un tronco, una piedra, un montón de piedras, el hecho de apilarlas, el congreso de los cuatro hechiceros, la unión carnal y un bosque. Pronunciada de otra manera o con otros visajes, cada palabra puede tener un sentido contrario. No nos maravillemos con exceso; en nuestra lengua, el verbo to cleave vale por hendir y adherir. Por supuesto, no hay oraciones, ni siquiera frases truncas (…)»

Lo curioso es que al leer la historia, parece que el misionero ha logrado satisfactoriamente comunicarse con los nativos, quizás utilizando gestos de las manos.

¿Será posible lograr una comunicación así de efectiva con alguien que no hable nuestro propio idioma?

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