La protagonista, María del Carmen Huerta, es una jovencita de pelo dorado y costumbres políticamente incorrectas. Y la novela empieza el mismo día en el que esta mujer abandona su casa en el nortecito de Cali (o Kali, como lo escribe ella) para asistir a una fiesta en la que se aparecen algunos de sus amigos. Ricardito el Miserable, un patético conocido que tiene ella, le traduce esta canción:
Prácticamente todo el rock que ella escucha, y que marca una primera etapa en su cambio personal y en la novela, es música de los Rolling Stones. Por ejemplo esta otra,
o esta de aquí;
Aunque también hay espacio para el guitarrista que, según la «modesta opinión» de uno de los asistentes a una de tantas rumbas, es el mejor del mundo; Eric Clapton. Aquí, cuando tocaba en Cream;
y aquí, algo mucho más reciente. La canción se llama Layla;
Andrés Caicedo murió, pero su novela, como es obvio, perdura. Y nos recuerda que la música, como la literatura, es uno de los más grandes placeres conocidos por el hombre.
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