Sólo se me ocurrió pensar en una cosa mientras leía la entrevista que hace pocos días publicó la revista Cambio, en la cual Alfonso Cano, actual jefe de las FARC, opina sobre algunos de los tantos temas bomba que ocupan a los periodistas por estos días. Y es que, estimado lector, sin importar qué tan ridículas le puedan parecer sus respuestas, o qué tan alejados de la realidad suenen sus utópicos ideales revolucionarios, en una cosa hay que estar de acuerdo; el texto está muy bien escrito.

Dice el periodista que la entrevista fue fruto de varias semanas de insistencia, tras las cuales el jefe guerrillero decidió contestar un correo electrónico con las respuestas. Así que en última instancia, el texto fue redactado en un computador. Pero teniendo en cuenta la situación, lo más probable (digo yo) es que el texto haya sido redactado a mano por Cano y posteriormente transcrito y enviado al periodista desde algún olvidado lugar del país, con seguridad bien alejado de donde sea que esté durmiendo Cano.

Yo quisiera preguntarle a este señor Alfonso, cómo es posible que una persona que es capaz de redactar un texto tan correcto esté en su posición. Quisiera preguntarle cómo es posible que luego de recibir una educación o de forjarse una propia o lo que sea, luego de seguramente leer toneladas y toneladas de literatura, esté hoy en día liderando una organización que mata gente y extorsiona y roba y vende drogas para sostenerse. ¿Será que, como al Quijote, tanta literatura se le disparó por la culata?

En resolución, él se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros (…) y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo.

[Capítulo primero de la Primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha]

Solía creer que era posible deducir bastante de una persona por medio de la lectura y comprensión de su manera de escribir. Creía que un texto era capaz de revelar aspectos profundos de la mentalidad de alguien; creía que un texto bien escrito era reflejo de una persona buena.

No llamaría bueno al comandante en jefe de las FARC. No lo haría, sin importar qué tan altos sean sus ideales o qué tan propias de Robin Hood crea que son sus acciones.

Puede ser que Alfonso Cano tenga una ortografía excelente por haber leído mucho, o por haber estudiado mucho, o simplemente porque se le facilita y es una habilidad que no le demanda esfuerzo. O también que tenga una ortografía pésima y un acomedido ayudante de redacción. Lo único que puedo concluir es lo siguiente; tener buena ortografía no demuestra más que una propensión natural o el resultado de un esfuerzo concienzudamente encauzado. La buena ortografía facilita la comunicación, pero no necesariamente implica calidad humana; no cualquiera tiene buena ortografía, pero quien la tiene no es superior a los demás más que en su habilidad de escribir bien.

De resto, puede ser el peor de los humanos.

dancastell89@gmail.com

PD1: Toneladas y toneladas de literatura, eso sí de todo tipo, en la Feria del Libro, como es claro.
PD2: Es cierto que hoy en día un computador le facilita a cualquiera la redacción de un texto, por lo menos en el nivel ortográfico. Aun así, es sabido que nadie está exento de errores, y que el mejor corrector ortográfico automático siempre puede dejar de marcar un error y aun así estar corrigiendo correctamente un texto bajo sus parámetros.