Cuando en 1941 Borges imaginó una biblioteca universal (en todo el sentido de la palabra) siguiendo unas reglas relativamente simples, el Internet era aún ciencia ficción, y muy pocos tenían acceso a un computador; de hecho, los computadores eran irreconocibles según como son hoy. Es racional, por lo tanto, suponer que Borges nunca imaginó la posibilidad de recorrer esta biblioteca, finita pero tan inmensa que en todo sentido práctico y a escala humana, es infinita… Lo cual fue con toda probabilidad cierto, durante más de setenta años.
Hasta ahora.
Library of babel, es decir la Biblioteca de Babel, permite la quimérica tarea de recorrer la Biblioteca en su totalidad (con ciertas, algo sutiles, simplificaciones). La página está en inglés, porque la lengua materna de su autor es el inglés (entrevista con él en la segunda parte de esta entrega). Pero esto no hace más que añadir a la belleza de la Biblioteca, la cual, por definición contiene todas las palabras, todas las obras, y todos los idiomas basados en el alfabeto latino, o romano. Y muchos más idiomas imaginarios. Es decir, por mencionar solo algunas cosas, que la Biblioteca de Babel contiene cada obra en español, cada novela en portugués, cada artículo en italiano, todos y cada uno de los poemas en inglés… y cada noticia, resumen, libreto, disertación, comentario y pensamiento que sea posible reducir a palabras y caracteres legibles. Lo que es más fascinante, y Borges (políglota, fascinado por el infinito y las letras) no duda en mencionarlo, es que en algún lugar de la Biblioteca están también escritas nuestras vidas, nuestra historia, y la historia de cada ser humano que haya vivido… e incluso de los que aún no han nacido. Sólo hace falta buscarlas.
¿Cómo puede ser esto posible?
Siguiendo unas reglas básicas; la fórmula para el infinito, la receta para el Universo… Los ingredientes:
- Un número indefinido (y tal vez infinito) de galerías hexagonales
- Veinte anaqueles por galería (cinco por cada lado del hexágono, sobre cuatro de los seis lados)
- Treinta y dos libros por anaquel (formato uniforme)
- Cuatrocientas diez páginas por libro
- Cuarenta renglones por página
- Ochenta letras por renglón (de color negro)
La Biblioteca es universal porque los libros, estos libros con letras “puntuales, delicadas, negrísimas, inimitablemente simétricas”… contienen todas las variaciones posibles de todas las letras, y, por consiguiente, todo lo que puede ser escrito, en cualquier idioma, con estos caracteres.
“El universo (que otros llaman la Biblioteca) se compone de un número indefinido, y tal vez infinito, de galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por barandas bajísimas. Desde cualquier hexágono se ven los pisos inferiores y superiores: interminablemente. (…)”
Crédito: Robert Gendler.
¿Qué es lo que hace real esta biblioteca?
En la página web se aplica un principio ingenioso para que sea posible que la Biblioteca ‘exista’ sin la necesidad de ocupar todo el espacio que le correspondería. La biblioteca es accesible en el sentido en que podemos mirar partes, o secciones de ella, cuando queramos. No es completa en el mismo sentido que la Biblioteca del relato, porque no está impresa (o almacenada) en su totalidad; el espacio que requeriría es prohibitivo, incluso considerando su formato digital. Aun así, la experiencia de recorrer la biblioteca es análoga al relato, ya que ningún bibliotecario puede mirar todos los libros al mismo tiempo. La Biblioteca de Babel existe cuando la estamos mirando, y a la vez persiste, siendo capaz de mantener la información en un mismo lugar. Esto es válido tanto para la biblioteca en internet como en el relato.
Pero hay una diferencia radical: en la Biblioteca en línea es posible realizar búsquedas de texto… Buscar y encontrar palabras, líneas, páginas de texto específicas, algo imposible en la biblioteca del relato. Es así, y sólo así, como es posible encontrar el primer párrafo de El quijote sin tildes, por ejemplo, o una página con las letras MCV “perversamente repetidas desde el renglón primero hasta el último”… o incluso esta misma entrada, palabra por palabra, sin números o tildes. Y esto es así porque la probabilidad de encontrar aleatoriamente una página coherente, incluso apenas unas líneas… es casi infinitamente más baja que la de ser golpeados por un rayo durante el transcurso de nuestras vidas en el planeta Tierra.
Sí, es así de difícil.
Además de buscar textos, es posible recorrer la Biblioteca hexágono por hexágono (la numeración de los hexágonos está en base 36, como lo explica Jonathan en la parte 2 de esta entrega), o enfrentarse aleatoriamente al torrente de símbolos inconexos, página por página, lo que es más cercano a la experiencia original. Una opción (Anglishize) permite resaltar las palabras en inglés, para hacerse una idea de lo difícil que es encontrar siquiera un par de palabras continuas que tengan algún sentido. Las páginas se pueden marcar para ser compartidas.
“Para percibir la distancia que hay entre lo divino y lo humano, basta comparar estos rudos símbolos trémulos que mi falible mano garabatea en la tapa de un libro, con las letras orgánicas del interior: puntuales, delicadas, negrísimas, inimitablemente simétricas.”
Es así como la Biblioteca, irreal y originalmente inaccesible, ha traspasado la barrera de la ficción y habita ahora nuestra realidad. Es una hermosa parábola del Universo y de todo lo que existe; quizás de nuestras vidas, y de nuestros propios genes… Combinaciones y combinaciones de los mismos caracteres; desorden que en su corazón, en algún punto dentro del caos, esconde algo único y especial, un brillo coherente y valioso.
Tantos años después y la capacidad de Borges para imaginar misterios insondables, infinitos… sigue maravillando al mundo.
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PD Un pequeño análisis de esta versión del texto: El relato La Biblioteca de Babel, publicado por primera vez como parte de la colección de relatos El jardín de senderos que se bifurcan, contiene 14,120 letras y 2,771 palabras en total; sin contar repeticiones, se tienen 1,121 palabras. Esta es una gráfica con el porcentaje de aparición de cada letra dentro del relato. En el texto, la palabra ‘biblioteca’ es usada 27 veces; la palabra ‘yo’, ocho. Las palabras más largas son ‘satisfactoriamente’, ‘inconcebiblemente’, e ‘interminablemente’, todas de diecisiete letras. El promedio de letras por palabra (5.1) es ligeramente más alto que el promedio para el español, lo que indicaría (y suena factible) que Borges usó palabras un poco más largas (y quizás más bellas…) que el promedio.
PD2 Curiosamente hay algunas, no sé cómo llamarlas, ¿contradicciones? ¿Errores? Quizás ‘decisiones extrañas’ por parte de Borges. Por ejemplo, los habitantes de la Biblioteca aparentemente no necesitan comer. O inicialmente se mencionan 23 letras, y luego 22, y posteriormente aparece una diéresis… y la ñ no se usa. Estos y otros detalles (como las irregularidades en el diseño de los hexágonos) los menciona Jonathan Basile en la parte de Teoría de su página. En sus palabras, “las extrañas inconsistencias en el relato de Borges no necesariamente significan que él sea falible… Él suele engañarnos, bien puede estar jugando con nosotros. Cada vez que pienso que he captado su significado otra extraña inconsistencia surge – y ese bien puede haber sido su plan.”
PD3 Por aquí me enteré, hace apenas un par de semanas, que la Biblioteca existía. Inmensa sorpresa.
PD4 En otras noticias, la semana pasada la obra Les Femmes d’Alger (Version O), del pintor español Pablo Picasso, fue vendida en una subasta por 179 millones de dólares. ¿Vale tanto una obra de arte? Y por último, a finales del próximo mes se inicia el curso abierto, masivo y en línea, “Leer a Macondo”, que fue presentado por la Universidad de los Andes en la pasada Feria del Libro.