Hace un tiempo no escribía y sentía que una responsabilidad tan grande no debía caer en ese juego de escribir por escribir. Creo en las palabras que tienen mensaje y fuerza, esas que llegan y lo derrumban, esas frases que lo dejan perplejo y pensando ¿en qué ha sido mi vida?, ¿soy feliz? o ¿soy lo que he soñado? Esas palabras que lo ayudan a construir y a luchar por lo que uno es y por lo que uno cree. Es así como estas frases han llegado a mí en esta ocasión, y no soy yo quien las escribe. Llegaron a mí como catarsis de esta realidad electoral, llena de fanatismos y odios. Me llegaron como llegan los amigos, me llegaron como llegó Nicolás.
Aquel muchacho, que podría decir «de mis mejores muchachos», es uno de esos tipos que a primera vista se ve como alguien más, muy normal, pero que de repente tiene una actitud diferente frente a la vida, una sensibilidad y una forma muy amable de ser. Un hombre que aporta luz con su amistad, y alguien muy bueno en exponer un punto, debatirlo y desarrollarlo, de esos que tienen profundidad en sus pensamientos. Una persona que conocí en mi carrera de derecho, con ese mismo ímpetu de buscar justicia, claramente un soñador, como yo, alguien que sueña en un país mejor, en una sociedad mejor. Alguien que sigue creyendo que esto (Colombia) sí puede cambiar, y se sale de esa retórica pesimista del conformista con su realidad. Ese es Nicolás y estas sus reflexiones acerca de estas elecciones presidenciales:
Esta es una reflexión que hago luego de padecer este ambiente electoral durante los últimos seis meses. A diario doy una ojeada a las redes sociales y veo comentarios que me indignan, unos por apelar a la mentira o por construir sobre ella. Otros porque son una manifestación de odio y otros porque simplemente camuflan en su simpatía hacia un candidato su clasismo, su xenofobia, su deseo de segregar. Cuando veo estos comentarios, mi primer impulso es responder, cuestionar, manifestarme en desacuerdo. Sin embargo, después de hacerlo muchas veces, me he dado cuenta que es inútil y que de nada servirá porque en Colombia la mayoría no están dispuestos a hablar (entiéndase hablar en su sentido más puro). Aquí todos creen tener una visión más aguda, un criterio más fundamentado sobre el asunto, y el “debate” se limita a lucir las ideas, desacreditando las del otro sistemáticamente, sin que de allí se saque algo nuevo. Los ignorantes atacan con la brutalidad de su propia ignorancia y los intelectuales responden con la arrogancia de su vanidad. En síntesis, me di cuenta que el debate que se está dando no se trata de tener la razón o no, eso es lo de menos. Al parecer solamente se trata de criticar destructivamente y ya.
Sin embargo, mis pensamientos me han llevado a una conclusión más profunda. Es una conclusión basada no solo en la observación del ejercicio de la cuestión política sino de la forma como nos comportamos los colombianos frente a nosotros mismos. La conclusión es que los colombianos padecemos de una psicosis colectiva. Sí, eso es. El problema no es la derecha, no es la izquierda, no es las FARC, no es la JEP, no son los ricos ni los pobres. Es un problema de actitud. La psicosis –a pesar de la falta de consenso en el gremio de los psicólogos- se caracteriza porque quien la padece auto-boicotea su propia felicidad. Es el típico caso del que puede estar en el paraíso pero siempre busca la forma de arruinar el momento y de intoxicar su realidad de alguna forma. Es caso del eterno criticón, del que siempre está atormentándose por algo. Aquí lo padecemos como sociedad ¿Por qué lo digo? Véanos, parados en el fin de un conflicto de 60 años, viviendo cosas que hasta hace unos años parecían una fantasía como tener el Hospital Militar vacío porque faltan heridos, tener gente volviendo a sus tierras, viendo como el país lentamente florece y se reconcilia. Es más, esta es probablemente la mejor versión de Colombia que haya existido. Pero nosotros no estamos viviendo nada de eso, porque a pesar de que son hechos reales, nuestro sentimiento colectivo cuál es? Miedo y polarización. Odio en cada comentario, en cada esquina, personajes negativos de nuestro pasado llamando a las armas, candidatos vendiendo al país como un Estado fallido, presentando al mundo nuestra paz como un rotundo fracaso, a nuestra economía como un enfermo lánguido. Mentiras, difamaciones, acusaciones a la orden del día.
Y no me refiero solo a la política. Eso es solo un escenario de manifestación del problema. También me refiero a la forma como llevamos nuestra vida personal y sobre cómo nos relacionamos demás. No queremos asumir la responsabilidad de nada pero criticamos al del lado con sevicia rabiosa, destruimos a la gente, a veces sin reparar en lo más mínimo en que eso que señalamos con vehemencia es también un defecto propio. No hacemos más que hablar de lo mal que está todo y de lo malo que es lo que hace este o el otro. Hundimos a la gente en el lodo y nos ensañamos en su desgracia con fervor, haciendo honor a esa vieja frase de “al caído caerle”. Queremos culpar a todos los gobernantes y a todos los poderosos de todo lo que nos pasa, y en medio de nuestra quietud, nos dedicamos a criticar a todos los que hacen un esfuerzo por cambiar algo. Por ejemplo, cogemos al alcalde de Bogotá y saboteamos todos sus planes, lo acusamos de incompetente en cada oportunidad que tenemos porque Bogotá no es el Londres que todos esperamos que sea. Lo curioso es que nadie está dispuesto a producir menos basura o a ponerla en bolsitas de colores, todos buscan la forma de evadir impuestos y nadie piensa bajarse del carro para ayudar a disminuir la contaminación ni mucho menos a hacer car-pulling para disminuir la congestión.
En conclusión, todo el mundo quiere poner la mierda encima de la mesa y hablar de ella todo el tiempo en vez de ver que no tenemos el mejor país del mundo pero tampoco es el peor y que aún en medio de los problemas, este país también nos ha dado mucho más de lo que reconocemos y que nuestra realidad de hoy no se compara en nada de la que teníamos hace 10, 20 o 30 años. En conclusión, en Colombia existe un problema de actitud, nos acostumbramos a destruir pero huimos a la hora de construir. Si no cambiamos de actitud, no vamos a dejar construir a nadie y estaremos condenados a repetir nuestros eternos ciclos, donde siempre llega el día en que, habiendo constatado que nadie deja construir, alguien se va a
querer imponer por la fuerza.
Por: Nicolás Marin
Si usted ha visto como hablando de política hasta la misma familia se pelea y se insulta, si usted ha sido testigo de la violencia verbal o física por redes sociales o en la calle por las elecciones. Si usted es quien critica, polariza, insulta o agrede, mi chino o mi chinita, usted también hace parte de esta psicosis colectiva. Los invito a soñar en un mejor país y parar esta violencia sin sentido, los invito a dejar de insultarse, agredirse, polarizarse, fanatizarse. Los invito a pensar en una idea en común que nos una a todos: La Paz. Ha llegado el cambio y los invito a que se unan.
PD: Debemos parar de hacer énfasis en nuestras diferencias y empezar a abrazar nuestras similitudes
#Nomaspsicosiscolectiva
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Buen punto. Solo el paso de los años, nos mostrará que esa actitud fatalista es la que no nos dejara salir de donde estamos. Ah, y por favor revisen el reglamento antes de escribir tanta groseria y desahogo propios de mentes obtusas que no asimilan nada diferente a lo que su estrecha mente vea coincidente a su pensar.
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Excelente !!
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Muy buenas las apreciaciones- ciertas
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Particularmente de acuerdo con la mayoría de sus planteamientos. Sin embargo disiento del tema «paz» y de estar mal «psíquicamente» por no hacer o ser parte de los que opinan que estamos mejor con el acuerdo de «paz». primera falacia, que con la excusa de 50 años, o son 60 s/n ud? (acaso no son siglos de violencia?) pretenden violentar las ideas del que no este con su manera de ver el «mundo». Y osan hablar de paz como el presidente (pero dividen a la población entre amigos y enemigos), osan hablar de paz y solo ven sus medias verdades (la otra media las ven o vemos muchos otros), «odian» la polarización, pero seguido polarizan para defender sus mezquindades y odios por el «otro» que no piensa como ellos. Hablan falacias como el Hospital militar (obviando cientos de heridos y muertos generados por las disidencias después del acuerdo y olvidan que hay más disidentes que reinsertados. . Así no se hace la «paz», ni mucho menos la reconciliación, pretendiendo con verdades a medias, imponer con doble moral lo que no les gusta del otro. Un buen principio entonces sería, el respetar las ideas ajenas, la visión de país, sin estigmatizar, ni meter a todos en el mismo «costal» de «psicosis colectivas»… Y por qué de acuerdo entonces? porque me identifico con la esencia del artículo y su denuncia sobre la «quejadera», la falta de amor por lo propio, de ser más proactivos que reactivos. Y sí de acuerdo quizás su «queja» de que no vemos lo que ud (s) si ven sea la misma, pero «en el sentido contrario» como diría una ex reina. Alguna vez Diana Uribe – la historiadora – dijo algo con lo que me identifico, la polarización y la violencia podrían acabar el día que «aceptemos» el «cuento» del otro, es decir, su «discurso», su «manera» de ver o como vemos la realidad del país.
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totalmente de acuerdo.
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Detalla lo que muchos pensamos, estamos en un país en el que opinar es imposible, se es tratado de ignorante, guerrillero o paramilitar simplemente por tener una postura, cuando lo importante sería que a partir de esa postura se busquen consensos y construir una sociedad tolerante y equitativa para todos sus miembros.
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Considero bastante encomiable esta manera de llegar a una conclusión que en este caso es el diagnóstico de eso que somos como sociedad, de ese mal que nos avasalla y nos carcome. Hay esperanza y hay provocación en el mensaje y es un buen principio. Felicitaciones; como en los buenos juicios, es apasionado y tiene sangre y merece una atención, que desde dentro nos haga pensar distinto para construir sobre este universo nuevo. Yo también creo que la Paz es nuestra mejor esperanza y se debe luchar por mantenerla.
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Desde que nos peleamos por el florero somos así.
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No publican los comentarios?
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Yo le resumo en una frase: Si yo y los mios estamos bien, los demas nos importan un Qlo. Somos miedosos y manipulables en exceso.
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Ok.asi es asi es…
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Al fin un artículo equilibrado de la realidad colombiana. Es un país en construcción y está mejor que hace 20 años, logramos entrar al OCDE, pero no nos dio alegria, se ven caricaturas que lo ridiculizan, que triste! Logramos entrar a la OTAN, no es importante (!)
Es como si perpetuar lo negativo nos fortaleciera, y en el exterior, cuentan los logros! Y eso atrae inversionistas, eso genera turismo, pero no, sigamos destruyendo y destruyéndonos.
No soy fan del gobierno Santos, de hecho, aunque reconozco sus avances en la política exterior, le he seguido de cerca sus constantes inconsistencias y reversas en sus declaraciones. Pero el NO es el pais, el pais somos todos! Y nos toco unirnos, porque de no ser así, será un grupito, el que dirigirá nuestros destinos y Dios permita sea alguien con principios de libertad y orden porque sino, acabaremos buscando comida en la basura como nuestros queridos vecinos.
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Sucia Liliana Hernández Montes: desaparición forzada del alcalde Dr. Ordonez. Hernandez Montes ES una pu.ta de militares y politicos. Enterese aqui: einpresswire.com/article/373543685/crimen-de-lesa-humanidad-del-dr-alvaro-ordo-ez-y-sr-redondo-jaque-y-mate-para-liliana-hern-ndez-montes-y-c-mplices
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Señor Pinto: que pena bajarlo de su nube. Quiero decirle que me sorprende el dato de que el Hospital Militar ahora está vacío. Eso quiere decir que el ELN, el EPL, las disidencias de las FARC y los cerca de 300 grupos delincuenciales nacionales y locales que operan en todo el país ya no atacan ni disparan ni emboscan ni extorsionan. Esa sí sería una excelente noticia.
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Otro aparecido, queriendo hacer creer, que su criterio es el más, sano, centrado y equilibrado,utiliza una extensa columna, para finamente demostrar lo que en el fondo es,otro enmermelado pagado o devolviendo favores, listo a engatusar, con el cuentico de la farsa de la paz, menos mal esas historias tristes llegarán hoy a su fin.
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«Psicosis: auto-boicoteo de la propia felicidad» va a tocar que se asesore bien y lea información sería para no lanzar este tipo de adefesios, que fácil es pasar del anonimato al desprestigio con opiniones tan nulas de soporte.
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Hola Andrés. En un rápido comentario, me parece que Ud. también está polarizado, en la paz idealizada. Y es que para lograr la paz se necesita unificar a la mayoría del país, y acá esto no se logró. La parte que perdió el plebiscito se impuso a la fuerza, por el poder y la mermelada, se premió de más a los delincuentes, y las víctimas quedaron igual. Pero además, es claro que ese acuerdo Farc-Santos, por las carreras, no quedó bien hecho, y de sobra hay noticias al respecto. Arrancó todo el proceso con corrupción, se crearon instituciones en las que el marco de contratación y de elección de funcionarios contó con los mismos vicios con los que hemos convivido por muchos años, y diría que al día de hoy, más rampante. Coimas del 15 al 20% en los contratos! Y no se vislumbra, en mi opinión, actualmente, un líder que realmente tenga la capacidad de convocatoria para unir al país.
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Estupendo comentario. Te felicito por tu estilo deduzco que eres una persona joven e inteligente. Me alegra sobre manera ver que se preocupan por el país. Es lógico ustedes son el futuro y este es su país.
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Estoy de acuerdo que el hospital Militar no está lleno. Pero usted se ha preguntado cómo está el campo, cómo la ausencia del estado hace que vivan sometidos a las Bacrim, disidentes etc.etc ?? Y fuera de eso la impunidad y ese circo de magistrados comunistas a favor de la impunidad de los crímenes atroces cometidos por las FARC.
Conocidos como la JEP.
La Paz no se logra de rodillas y mucho menos con impunidad mi apreciado Dr. no sea ingenuo. Santos traicionó a Colombia.
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Muy bueno el articulo pero para un lector de Dinamarca no de Cundinamarca
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Es una realidad nuestra, con mucho pesar tenemos que reconocer que somos un pueblo de doble moral; que los valores que debieron regir nuestra sociedad están totalmente perdidos, la consecución del dinero fácil a través de las mafias existentes (política, narcotráfico y crimen organizado), ha llevado al acabóse una convivencia en confianza. Solo debemos confiar en un resurgir de la conciencia colectiva hacia la recuperación y fortalecimiento de los valores perdidos.
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Generalizaciones y estereotipos sicóticos.
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Totalmente de acuerdo, nuestro mayor problema esta en la salud mental de nuestra sociedad; la violencia en nuestro país, es generada por esa actitud de la sociedad. Mentira, envidia, egoísmo, ignorancia, parecen ser los valores por los cuales nos diferenciamos de una sociedad moderna.
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excelente !!!!
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cuanta mierda solo para decir que este imbecil hijo de puta defiende la chambonada de alcaldia del hijo de puta del cagalosa…. porque jamas hizo un analisis asi cuando petro era alcalde maldita gonorrea! su retorica barata y su tristeza sobre actuada no me convencen. el ladron h p de cagalsoa no vino si o a robar…
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Totalmente de acuerdo,creo que en este país solo nos falta hacer un ejercicio a todos los colombianos…CALLAR… aunque se nos presente la oportunidad de hablar,tal vez en los sonidos del silencio encontremos y escuchemos la paz que nos estamos negando a ver,descubrir,vivir,compartir y explorar por tanto ruido y alharaca que hay..
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