Existen muchos artículos sobre el tema, pero es bueno tenerlo presente. Cuando navegamos por internet no solo dejamos huellas en el sitio web que visitamos, sino en todos los nodos de la red que atravesamos. Estos nodos pueden ver nuestra dirección IP, las peticiones DNS de los dominios que solicitamos e incluso, cualquier paquete en texto plano (por ejemplo, los del protocolo HTTP) que estemos recibiendo o enviando. Cabe destacar que cuando nos referimos a “nodos” de la red estamos hablando tanto del router o equipos de la red local a la que estamos conectados, como el proveedor de internet (ISP) o cualquier otro intermediario que haya entre nosotros y el sitio de destino.
Teniendo esto en cuenta es posible que, en diversas situaciones, como, por ejemplo, querer navegar anónimamente o hacerlo en redes inseguras o censuradas, debamos valernos de algunas herramientas para proteger nuestra identidad y privacidad en internet. En estos casos, las dos principales herramientas que más resuenan y que comúnmente generan confusión entre sí son los proxys y las VPNs. Por lo tanto, en esta publicación vamos a abordar las principales características de ambos y detallar sus usos, ventajas y desventajas.
¿Qué es un proxy?
Tal como explicamos en el artículo ‘Qué es un proxy y para qué sirve’, un proxy es un servidor que actúa como intermediario entre tu equipo y el sitio de internet que deseas visitar. Su principal función es enmascarar tu dirección IP para que todo el tráfico que llega al sitio web que vistas parezca que viene de otra parte. Es decir que, cuando visitas una web a través de un proxy, la IP pública que recibirá el sitio corresponde a la IP del proxy y no a la tuya. Sin embargo, el proxy no provee ningún tipo de capa de seguridad, ya que no cifra ni anonimiza el tráfico que estas enviando o recibiendo.
¿Cuándo utilizar un proxy?
Principalmente cuando la red (o región) en la que estamos tiene algún tipo de censura en la red. También cuando el servicio al que nos queremos conectar solamente acepta conexiones de determinadas IPs (filtradas por región o país).
El uso de proxys es muy común para consumir servicios online que solo están habilitados para determinadas regiones (como juegos o streaming de video), así como también para evadir algunas restricciones de filtros de contenido. La principal ventaja es que es muy sencillo de utilizar y existen diferentes tipos de proxy, dentro de las cuales detallamos tres que pueden resultar de utilidad.
Es importante recordar que el Proxy no provee ningún tipo de cifrado o protección de seguridad, y si bien brinda cierto nivel de anonimato enmascarando la dirección IP, lo cierto es que los sitios web recopilan muchísima otra información que podría ser utilizada para rastrearte e identificarte.
¿Qué es una VPN y en qué se diferencia de un Proxy?
La principal diferencia entre una VPN y un Proxy es el cifrado. Un servidor VPN también es un intermediario entre tu equipo y el sitio o servicio al que te conectas, pero en este caso se crea una conexión cifrada (llamada túnel VPN) entre el equipo y el servidor VPN, por lo que todo el tráfico que sea ruteado por este túnel permanecerá cifrado y será imposible de leer por los nodos de la red, el proveedor de internet o cualquier otro dispositivo intermedio. Por lo tanto, además de enmascarar tu dirección IP, una VPN también agregará una capa de protección cifrando todo el tráfico saliente de tu equipo hasta el servidor VPN.
¿Cuándo utilizar una VPN?
Básicamente, cada vez que necesites agregar una capa extra de seguridad. Las VPNs son muy útiles si realizamos compras online o si vamos a estar enviando o recibiendo datos sensibles, como credenciales, datos de tarjetas de crédito, y todo tipo de información confidencial. Por otro lado, al crear un túnel cifrado desde el dispositivo, las VPNs son sumamente útiles para los casos en los que debemos navegar en redes inseguras, como redes públicas o abiertas. También suelen utilizarse en redes censuradas donde sospechamos que pueda haber un monitoreo de la red, ya que al enviar los datos cifrados evitaremos que terceros puedan ver cualquier tipo de información de nuestra navegación.
En conclusión, si solo necesitas ocultar tu dirección IP o hacer creer a un sitio web que te estas conectando desde otro lugar, con un Proxy es suficiente y seguramente muy sencillo. Sin embargo, si lo que quieres es navegar seguro y evitar que tu tráfico pueda llegar a ser visto por terceros, entonces necesitas una VPN. En cualquiera de estos casos recuerda que tanto en el uso de proxys como de VPNs se utilizan servicios externos por los que pasará toda la información. En ambos casos estos servidores pueden ser capaces de ver todos y cada uno de los paquetes que envíes y recibas, por lo que es muy importante que estos servicios sean de suma confianza.