El hijo mayor de Luis Carlos Galán es Luis Alfonso Galán Corredor. Ese hijo fue producto del amorío que el entonces joven Galán tuvo con María Isabel Corredor, la persona que ayudaba con el aseo en la casa de la familia Galán Sarmiento. La existencia de Luis Alfonso fue –y sigue siendo– un secreto. Las biografías, textos y documentales sobre la vida del excandidato presidencial asesinado por la mafia y agentes del Estado, omiten ese capítulo de su vida. La misma familia Galán ocultó a María Isabel Corredor y a su hijo. Desde muy temprano, los reflectores iluminaron la prominente carrera de un liberal que llegó a ser ministro de educación a los 26 años, embajador en Italia, senador y el seguro presidente de la República en las elecciones del noventa, de no ser porque lo mataron. Esos reflectores no podían conocer la existencia de su amor furtivo y el fruto de este.
Eso sí: Galán siempre veló por su hijo no reconocido, enviando una mesada mensualmente, incluso escriturando un apartamento para ellos. Pero el apellido jamás. De vez en cuando los iba a visitar y tenía charlas con Luis Alfonso, que según describe, fueron enriquecedoras, aunque también desafiantes. Galán fue uno de los políticos más importantes del siglo XX que enfrentó a los políticos más temidos de su partido y a la clase política acobardada o cómplice del narcotráfico, pero no pudo nunca desprenderse de ese hecho de su vida. Era evidente por qué. La doble moral imperante por esos años, aún hoy en día, podía minar la credibilidad o imagen del hombre de familia que era.
Yo, que tanto admiro a Galán, que leo sus discursos con frecuencia, veo sus entrevistas, admiro su vida y legado, creo que este hecho de su vida en vez de disminuir su militancia humanizaría su figura. Un hombre que se sabe infalible o perfecto es nocivo y en Colombia nos gusta crear ese tipo de “héroes”.
Escribo esta historia porque hace unas semanas Luis Alfonso Galán Corredor –que después de una pelea jurídica obtuvo el apellido a finales de los noventa– puso un derecho de petición al Fondo de Jubilaciones del Congreso para pedir que una parte de la pensión de su padre, como un gesto simbólico, vaya para María Isabel Corredor.
Es difícil que prospere esta solicitud. Pero si se concediera, bajo los argumentos que presenta Luis Alfonso, se sentaría un precedente importante. La familia Galán, sus hijos, Juan Manuel y Carlos Fernando, figuras destacadas del escenario político, no le volvieron a contestar a su medio hermano, que no gozó con los mismos privilegios. Estudió Derecho con mucho esfuerzo y no se ha ganado absolutamente nada por tener el apellido Galán. Ha velado por su madre, que cumplió hace poco 80 años, desde siempre. El testimonio de esta mujer humilde, valiente, resiliente y luchadora se replica en cientos de mujeres que han sido condenadas al olvido o al clasismo rancio. ¿Cuántas mujeres como María Isabel existen en Colombia? ¿Por qué la clase política y algunos periodistas le han dado la espalda deliberadamente a Luis Alfonso y a María Isabel?