Una de las cosas que más disfruto cuando viajo por los diversos paisajes de Colombia es observar y comprender las diferentes conexiones que la naturaleza nos brinda. Entender cómo el clima afecta los recursos hídricos, cómo la provisión de agua interfiere con la capacidad de adaptación de nuestros suelos, cómo éstos impactan en la producción agrícola y cómo esto se conecta con el sustento y crecimiento diario de millones de familias. Como bien lo anotó Humboldt en sus expediciones por Suramérica a principios del Siglo XIX, “la naturaleza es un entramado en el que todo está relacionado (…) una red de vida que conforma una gran cadena de causas y efectos – donde no puede estudiarse ningún hecho aisladamente”[1].

Para mi sorpresa, una de las grandes revelaciones que ha tenido el proyecto Ganadería Colombiana Sostenible es el papel que los escarabajos de estiércol tienen en los paisajes ganaderos sostenibles del país. Estos animales, que para muchos resultan ser insignificantes, juegan un rol fundamental como aliados de los productores ganaderos y de la sostenibilidad ambiental de los terrenos en los que se utilizan.

Una de las instituciones aliadas de este proyecto[2], la Fundación Centro para la Investigación en Sistemas Sostenibles de Producción Agropecuaria (CIPAV), ha encontrado evidencia de cómo los escarabajos contribuyen a descompactar y refrescar el suelo, incrementar los niveles de agua en la tierra, reciclar nutrientes, fertilizar las pasturas y reducir parásitos que mejoran la salud de los bovinos en pastoreo[3].

Sin embargo, el incremento de la deforestación y la transformación de los ecosistemas naturales han generado un impacto negativo en la supervivencia de estos animales al prolongar su exposición al sol, lo que los deshidrata y modifica sus hábitos naturales[4].

Ante esta situación, la adecuada estructuración de un paisaje ganadero se vuelve vital, pues a través de sistemas silvopastoriles (crianza del ganado combinado con árboles), bancos mixtos de forraje (cultivos donde se integran intensivamente diferentes especies de árboles y arbustos), árboles dispersos en potreros y cercas vivas (líneas de arbustos que delimitan una propiedad), diversas especies de escarabajos de estiércol pueden viajar desde los bosques hasta las diferentes etapas de los esquemas ganaderos sostenibles. Utilizar de esta forma el paisaje ganadero permite que el escarabajo no sólo colonice, sobreviva, se reproduzca y aprenda a convivir con otras especies, sino que incrementa la productividad de los suelos.

He aprendido también con estos estudios, amparados por el proyecto, que existe información de 40 especies de escarabajos de estiércol presentes en los paisajes ganaderos sostenibles de la Región Andina, el Piedemonte Orinocense, el Bajo Magdalena y el Eje Cafetero.

Por eso, desde el Reino Unido hemos decidido continuar apoyando este proyecto –al que ya hemos aportado 15 millones de libras–, extendiendo su financiación por dos años más con el fin de escalar su impacto, replicarlo en más zonas del país y profundizar las investigaciones actuales sobre la relación de la productividad ganadera con especies como estas, que han resultado ser unos amigos inesperados para el sector.

 

[1] Wulf, Andrea (2017). Invención de la Naturaleza: El Nuevo Mundo de Alexander von Humboldt. Taurus, Penguin Random House Grupo Editorial S.A.U

[2] El Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF), el Departamento de Negocios, Energía y Estrategia Industrial del Reino Unido, el Banco Mundial, Fedegan, The Nature Conservancy y Fondo Acción son también aliados del proyecto Ganadería Colombiana Sostenible.

[3] Giraldo, C.; Montoya, S., & Escobar, F. (2018). Escarabajos del estiércol en paisajes ganaderos de Colombia. Fundación CIPAV. Cali, Colombia. P. 146.

[4] Giraldo, C.; Montoya, S., & Escobar, F. (2018). P. 137.