Sí, yo le agradezco a Paloma Valencia por su propuesta disparatada de dividir el departamento del Cauca. Le doy gracias porque no hay nada que beneficie más a Colombia que comenzar a dejar claras las posturas. Y qué mejor forma que una propuesta de toda una representante del Congreso de la República donde muestra sin remordimientos de su origen elitista y visión tergiversada de una problemática más compleja que el querer o no desarrollo.

“¡Maravilloso!”, digo yo, que por fin se hagan públicos esos comentarios que van y vienen en los almuerzos, onces, cenas, viajes, reuniones de cierta sección de la élite y la “no élite”, porque en la clase media y popular colombiana también hay racismo, bien sea para que se adhieran los casos perdidos o para que quienes estamos en total desacuerdo sepamos a qué nos enfrentamos en la democracia con los vientos que soplan de posconflicto.

Gracias Paloma por dejar en evidencia esa idea del desarrollo y el progreso sin negociación posible – que menos mal no es la única -, tan cercana a las expresiones “¡mucho indio!” o “¡indio rastrero!”, que en el español mejor hablado del mundo, recuerdan con vergüenza cuanta ignorancia abunda sobre las culturas indígenas de antes y de ahora, y cuanta incomprensión les rodea en nombre de la «sagrada» propiedad privada y a causa de las marcas que aún nos deja nuestro pasado colonial lleno de segregación e imposiciones.

Le agradezco a Paloma que con su rostro transfigurado defiende con juegos discursivos y “volteadas de arepa” una idea de país que es tan violenta como el conflicto mismo, que por una vez haya dejado tanta manipulación del lenguaje de las marchas, los derechos, la protesta y el respeto para pedir de una vez semejante cosa por medio de un referendo.

La ironía es que pareciera que eso fuera más posible que reconocer como en nuestra historia de cruda violencia, somos víctimas y también victimarios. Y que las tan anheladas paz y reconciliación sólo serán posibles NO cuando dividamos frentes entre quienes quieren esto o aquello sino cuando nos reconozcamos todos y todas en esos dos roles.

Le doy las gracias, porque aunque me indigna su propuesta, está en todo su derecho de hacerla y a pesar de ella misma, esa es la lección que nos deja; que este es un Estado de Derecho, no una finca ni una hacienda para explotar a voluntad del patrón. Gracias Paloma, y quedo muy atenta a más propuestas como ésta, para criticarlas, por supuesto. Porque aunque le agradezco, no coincido en absoluto con su visión de país ni la de su partido.

@caroroatta

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