Un estudio de la Universidad Javeriana (28 de enero) evaluó los cambios del conocimiento ecológico tradicional (TEK por sus siglas en inglés) sobre la chagra o zona de cultivo entre 1970 y 2016, en la comunidad Ticuna ubicada en la zona de “El Vergel” al extremo sur de Colombia. 

El estudio concluye que las chagras siguen siendo parte del territorio pero la forma cómo se cultivan se ha transformado. Al integrar los productos al mercado local, las personas comenzaron a acelerar el proceso de cultivo, omitiendo etapas como la quema o el reposo de la tierra. Y con la llegada del turismo en la década del 2000, ésta pasó de ser un espacio cultural central a ser sólo fuente de alimento.

En breve…


Foto: Valentina Fonseca-Cepeda, investigadora principal del estudio.

Con más de 390 millones de árboles y 16 000 especies diferentes, la selva amazónica es la reserva de biodiversidad del mundo. La huella de las transformaciones indígenas de este territorio supera los 4500 años (Nature Plants, 2018).

Un ejemplo hoy es la « chagra », o el terreno de cultivo de algunos pueblos indígenas del Amazonas colombiano. Juliana Sánchez Castellanos de la Fundación Gaia Amazonas, la describe como un elemento central de la cosmovisión amazónica crucial para el equilibrio social y ecológico.

“No es posible hablar de la chagra sin referir a todo el sistema productivo alimenticio (…) es un verdadero Sistema que (…) permite el bienestar de la gente y su entorno, y esto comprende la horticultura, cacería, recolección de frutos silvestres y pesca ».

« Está ligada a la identidad femenina, pues es inseparable de la « chagrera », tiene el mismo espíritu, la misma sangre », explicó la investigadora.

Además de su importancia cultural, la chagra es un espacio de producción de conocimiento ecológico que se ha adaptado a lo largo del tiempo a los cambios sociales y económicos.

Un estudio de la Universidad Javeriana (28 de enero) evaluó los cambios del conocimiento ecológico tradicional (TEK por sus siglas en inglés) entre 1970 y 2016, en la comunidad Ticuna ubicada en la zona de « El Vergel » al extremo sur de Colombia.

Allí, las chagras son parte del territorio pero la forma como se cultivan se ha transformado. Ante la necesidad de integrar los productos al mercado local, las personas comenzaron a acelerar el proceso de cultivo, omitiendo etapas como la quema o el reposo de la tierra. Y con la llegada del turismo en la década del 2000, ésta pasó de ser un espacio cultural central a ser solo fuente de alimento.

« Esto tiene implicaciones en el aspecto ecológico del paisaje y la subsistencia de estas personas », Sebastián Restrepo, coautor de la publicación en la revista Ecology and Society.

Según Sánchez de Gaia Amazonas, « las comunidades crecen y los terrenos fértiles están más alejados, la rotación de cultivos no se da obedeciendo a los ritmos de antaño y las mujeres pierden interés en la chagra, asociando su identidad a otros elementos ».

Otra investigación de las Universidades Javeriana y Nacional (2015), muestra que en una comunidad Uitoto de los suburbios de Leticia, ciudad principal de la Amazonía colombiana, la hoja de coca se vende a cualquiera, omitiendo su valor sagrado y uso restringido.

Aunque en el caso de los Ticuna también se evidencian la pérdida del significado tradicional de la chagra y la aceleración de la producción que podría empobrecer el suelo, la investigación describe otras facetas del cambio.

Por ejemplo, las nuevas generaciones logran integrar los aprendizajes de la educación formal a los saberes transmitidos por sus padres. Esto es visto por los investigadores como una innovación.

El artículo explica que el cambio no es una pérdida sino la expresión de conocimiento, creación y transformación. La capacidad de adaptación de los indígenas es una importante pista para mejorar las acciones de manejo y conservación de la selva amazónica y sus culturas.

« Podríamos quedarnos en pensar formas de contener los cambios en la chagra. Sin embargo otra opción es reconocer al conocimiento indígena como el centro de todas las acciones para revitalizar los vínculos tradicionales con el territorio, incluyendo las transformaciones productivas de la Amazonía» afirma Restrepo.

Sin embargo, Sánchez Castellanos, quien ha trabajado en otras zonas, insiste en que « una cosa es hablar del cambio y otra muy diferente es referir a los procesos de presión sistemática (…) cuyos ritmos son acelerados y sus efectos irreversibles : como la deforestación, la minería o los cultivos ilícitos ». 

@caroroatta