Démosle una revisada a las cifras presentadas por Internet World Stats (however trustworthy it may be – igual son indicativas de la situación real) acerca de la penetración de Internet a nivel mundial, regional y nacional; podríamos, a primera vista, creer que la situación en Latino América está mejorando a una rata aceptable:
– Existe en la región un total de 70.5 millones de usuarios.
– Frente al mundo sin América Latina, somos el 6% del total de usuarios.
– Frente al mundo, incluyendo la región, estamos en el 5.6% de participación en el total de usuarios.
– De 2000 a 2007 la cantidad de usuarios en la región creció un 393.2%, mientras que en el resto del mundo sin Latino América creció un 201.9% y, en el resto del mundo, incluyendo la región, un 209.4%.
– Frente a la población total de la región, los usuarios de Internet somos el 19%, mientras que en el resto del mundo, sin Latino América, son el 16.87%.
Y, aunque parecieran ser cifras alentadoras, en realidad no lo son tanto; Bolivia tiene solamente un 5.1% de usuarios de Internet en toda su población (a pesar de haber crecido en 7 años un 300%), Ecuador va en un tímido 8% (a pesar de haber crecido más del 400%), Paraguay está en el 3.5% (tras haber crecido un 900%); en fin. La generalidad de los gobiernos de la región parece no haber hecho lo suficiente por incrementar el acceso a la Red, si bien debemos tener en cuenta que nuestros países primero se concentran en solucionar problemas de hambre en su población y, aún, de analfabetismo.
Y surge la obvia pregunta: ¿es esta política adecuada, proyectando sus resultados a mediano/largo plazo? Es decir, cabe preguntarse si a nivel político es acertado descuidar por completo, como termina ocurriendo en la práctica, la importancia de brindar a nuestros ciudadanos acceso a mayores niveles de educación, preparación técnica, cultura, esparcimiento y demás, a través de la consecución efectiva de un incremento cierto en la cantidad de usuarios de Internet.
Nunca podré olvidar una charla que Shimon Peres, ex Primer Ministro de Israel, dio alguna vez en mi universidad, en la que repetía con insistencia que solamente mediante el incremento en los niveles educativos era posible para un país superar sus problemas de pobreza y violencia. ¡Qué más cierto que esto!
Nunca deben los gobernantes olvidar que el mundo actual es uno muy diferente de aquel en el que ellos crecieron; la diferencia generacional existente entre ellos y nosotros, que no es causada tanto por la edad sino por las oportunidades de acceso a tecnología, les impide ver con claridad lo que algunos hemos visto hace ya un buen tiempo (incluso antes de recurrir a las estadísticas de ITU, IDC, BSA y muchos otros): mientras más personas y empresas puedan acceder a un computador, y mientras más de ellos puedan acceder a Internet a través de conexiones de banda ancha, más se incrementan los niveles de producción de un país.
Las cifras de Nielsen NetRatings, citadas por Internet World Stats, pueden servir para ver esto con mayor claridad: Estados Unidos, China, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Australia están en el Top 20 de los países con más usuarios de Internet y, curiosamente, también están en el Top 20 de los países con mayor cantidad de conexiones de banda ancha.
Nuestros niveles de pobreza deben reducirse sustancialmente y no exactamente gracias a políticas costosísimas de regalo del almuerzo del día, que se acaban tan pronto hay cambio de mandatario. Para que esos niveles se reduzcan en forma sostenible, debe necesariamente contarse con la Internet como medio de educación, formación, trabajo, generación de ingresos y esparcimiento, y como tal, debe priorizarse a nivel regional el incremento de conexiones y usuarios.
Carlos S. Álvarez
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