Se ha vuelto frecuente escuchar a Enrique Peñalosa decir que recibió un mandato como respuesta o justificación, y aún no ha iniciado su administración, por lo que podemos predecir va a ser una frase muy usada en el próximo periodo. Esto hace absolutamente necesario y oportuno dejar claro cuál fue el mandato que le dimos quienes votamos, a favor y en su contra:
Primero quiero ser claro en expresar que no tengo partido político, escribo por lo que considero el bien de Bogotá y aclaro que es obvio que el mandato incluye mayor seguridad, congelar o disminuir el predial, no cobros por congestión (negados dos veces en el consejo), no aumentar pico y placa, no peajes internos en vías existentes, un solo o ningún día sin carro, y otros temas que siendo de la mayor importancia no explico porque parece que estamos de acuerdo en cómo se ha entendido esa parte del mandato.
La principal parte del mandato que es necesario que se entienda bien es que TIENE QUE HACER EL METRO, sí o sí, si no lo hace estará incumpliendo el mandato más claro que le dimos. Por no hacerlo en su administración anterior le tocó luchar varias veces para volver a ser elegido. No habrá ningún plan de movilidad, por maravilloso que crea que sea, que reemplace nuestro sueño colectivo: “una Bogotá con Metro”.
Ese punto sé que lo tiene bastante claro. Pero el mandato (y el sueño) incluye que el Metro sea subterráneo, sé que lo entendió también, tanto que en las últimas de campaña cambió promesa del Metro aéreo por el “Metro que Bogotá necesita”, porque veía que había mucha oposición al aéreo y podía perder votos, entonces no puede disimular que no lo entendió y menos decir que haciendo lo contrario está siguiendo el mandato del pueblo, eso no es serio.
Si es cierto su discurso de posesión, de querer que seamos optimistas y orgullosos de ser bogotanos, solo lo vamos a ser si dejamos de ser la única gran capital del mundo cuyos gobernantes no han sido capaces de hacer el Metro. No nos sentiríamos ni medianamente bien si ahora, a quien se le dio el mandato, nos viene a fallar haciendo un Metro de mentiras o un Transmilenio elevado que oscurezca la ciudad y forme cambuches, basureros y antros de inseguridad en sus bases. Una condición para dejar atrás la desesperanza y recuperar la autoestima, es tener el mejor Metro, por lo menos de Latinoamérica. Señor nuevo Alcalde, el Metro va a ser su símbolo de que no nos engañaron por enésima vez, que los electores no nos equivocamos, ¡porque el gobernante que escogimos es el que sí puede y los bogotanos sí somos capaces!
Cómo estar orgullosos si somos casi los únicos que no hemos podido, incluso recientemente Panamá (antes parte de Colombia) ya tiene su Metro subterráneo y ya Quito inicia las obras. Ser ambiciosos no es querer un metro barato, nadie puede estar orgulloso siendo el menos capaz de Latinoamérica. Orgullosos estaríamos que la licitación del Metro esté lista antes de junio de 2016, pero para eso se necesitan ganas, convencimiento y gente eficiente, tecnócrata, que no llegue a robar, ni reorientar los dineros y energía hacia Transmilenio solamente. Ya encima la navidad 2015 le pedimos el regalo de navidad de 2016, que la primera línea del Metro haya empezado y ojalá de ambos lados de la línea para encontrarse a mediados del 2019 o antes.
El Metro lo queremos subterráneo, el mandato claramente incluye que por ningún motivo un solo centavo que haya sido destinado para un metro de verdad, subterráneo, sea reorientado para algún otro medio de transporte por volverlo aéreo. Sin embargo, conocemos su obstinación y que algún tramo aéreo le va a incluir, para eso lo invito a conocer otros metros, como el de Atlanta, siempre que sale aéreo va sobre lugares verdes o sobre espacios como grandes lugares despejados, nunca sobre la parte urbana de la ciudad, ni oscureciendo las calles, ni pasando al lado de los edificios. Entonces, si va a hacer tramos aéreos en contra de nuestro mandato, esperamos que sean muy pocos, que no ameriten nuevos estudios, gastando dinero que podría ser usado en el Metro, que no demoren el proyecto, que no contamine visualmente la ciudad, que no forme tugurios oscuros, que no tenga que disminuir el espacio que tienen las vías actuales para colocar sus bases y que se haya superado la experiencia de las losas o tendremos graves problemas.
No queremos disculpas, que en las demoras surgen más fácilmente y ya empezó, que “subió el dólar y aumenta los costos”, no es seguro que el año entrante para el inicio vaya a estar alto, ya puede haber bajado y lo que deshizo ya no tendrá reversa. “Nos va a tomar unos meses más” ¿serán verdad solo 4 meses? o ¿hay que aumentar a eso los tres que paró mientras cambia la administración hasta febrero? O ¿hasta el final de su mandato?, no queremos demoras. “La línea subterránea demora ocho años”, ¿conoce las nuevas tecnologías para hacer túneles? El túnel del canal de la Mancha, con tres túneles a lo largo de sus 58 kms duró esos ocho años con tecnología de hace más de 20 años y aquí vamos a empezar haciendo solo 27 kms, el mencionado Metro de Panamá demoró poco más de tres años su primera línea y sin sobrecostos. Siendo eficiente lo podría hacer en una administración pero empezando a trabajar el primero de enero, no en vacaciones hasta 2017, que surjan más disculpas, para boicotear el proyecto.
Para entender bien que ese sí es el mandato le puede ayudar mirar los números, teniendo claro que el ganador es quien más votos obtiene como principio de la democracia, no se puede desconocer a quienes votaron en contra. Es bueno que tenga muy claro que 1´723.787 personas que votaron en su contra, lo hicieron en contra de la posibilidad de no hacer el metro y del metro aéreo, ya que los otros candidatos proponían continuar con el metro subterráneo, el único que no era claro en eso era F. Santos, digamos entonces por lo menos 1.4 millones en contra. De manera que esa cantidad, más gran parte de los 906.058 que sí votaron por usted, queremos el metro y que sea subterráneo, como yo ¿queda claro el mandato sobre el metro, o queda alguna duda por pequeña que sea?
Antes de terminar, es necesario aclarar otra frase preferida de Peñalosa, la de “El interés general prevalece sobre el particular”. Sobre eso es absolutamente necesario que entienda que si cinco millones de bogotanos no están de acuerdo con una de sus medidas, ese es un interés general no el particular de cada uno de los cinco millones.
Como un gran resumen, a Enrique Peñalosa lo escogimos por creer que, entre los candidatos que teníamos para escoger, era quien mejor podía desempeñar el cargo de gerente de la ciudad; Gerente, no Rey ni Dictador. Lo que diferencia estos tres, es que un buen gerente lleva la empresa por donde los stakeholders o accionistas, que son los dueños de la empresa, en este caso el pueblo de Bogotá, deciden y dan unas directrices que E.P. bien ha decidido llamar mandato y ese mandato es hacer un Metro de verdad, que nos haga sentir realmente orgullosos no solo por ser subterráneo, amplio, cómodo, que se sienta uno respetado como pasajero, que se desplace rápido por la ciudad, que lo prefiera uno al carro por lo menos para ir a trabajar, seguro, pero también por haberlo iniciado rápido y por terminar la primera línea antes de entregar el cargo, el que de lo contrario seguramente sería, su último mandato y cargo político. Estaríamos orgullosos solo si cumple el mandato a cabalidad.