He estado mirando en las noticias y publicaciones en redes, buscando un antecedente de algún gobierno en el mundo que haya autorizado una movilización, por medio país hasta llegar a su capital, de 10.000 de sus ciudadanos en medio de la pandemia, pero hasta ahora no la he encontrado.

Lo que si encontré es que, a pesar de las previsiones, permitiendo una que otra apertura en aras de tratar de mejorar en algo su economía y disminuir el hambre, hay rebrotes en todo el mundo, hasta el punto de llegar al toque de queda en Paris; la capital mundial de la libertad está en toque de queda cuidando a sus ciudadanos de la pandemia. Mientras tanto en Bogotá, la capital de Colombia, no hay una sola voz en defensa de sus ciudadanos, las autoridades están preocupadas más en ver cómo hacen un comité de recepción a los “visitantes”, y cómo hacen para que el gobierno central pague por los baños y otros detalles logísticos, pero no hay ni una sola palabra en defensa de los ciudadanos bogotanos.

Al mismo tiempo, la Organización Mundial de la Salud muestra resultados de su Investigación Solidaridad, en la que descarta el uso de varios medicamentos como efectivos para combatir la pandemia. Eso quiere decir que debemos cuidarnos más porque si hay cura para la pandemia, ésta es extremadamente cara y solo la podrán usar para curar a los mandatarios, no a ciudadanos del común.

Cuando se presentó el primer caso de covid-19, muchas voces clamaron por el cierre de los aeropuertos para vuelos internacionales, buscando protegernos a nosotros, a los vuelos nacionales y a la economía interna; el Gobierno no hizo caso a estos clamores y, como resultado, por un par de semanas de vuelos internacionales, duramos más de cuatro meses en cuarentena, haciendo tambalear la economía sin contar las consecuencias sanitarias ya conocidas.

Ahora que la economía comienza a dar mínimas señales de recuperación, hay un clamor parecido para que se mantengan las medidas de seguridad, evitar aglomeraciones, mantener la higiene y, ¿qué hacen el Gobierno Nacional y los gobiernos locales? Deja movilizarse por todo el territorio nacional a 10.000 personas (número aproximado sin confirmar), completamente apretujados en camiones y buses, violando normas sanitarias, de tránsito, de seguridad física y vial, dándose baños masivos en parques, mientras el turismo está detenido con máximas restricciones para que la gente se bañe con distanciamiento en las playas y balnearios.

Todo esto nos obliga a preguntarnos: ¿dónde están las autoridades? ¿la cacareada equidad es solo letra muerta en los decretos de impuestos o es también para el cumplimiento de la ley, porque somos todos iguales ante la ley, o no? ¿Por qué una familia va con una persona en sobrecupo por la carretera y lo multan y otros suben 100 personas en un bus de 30 y ninguna autoridad toma ninguna acción?

El silencio está en nuestros representantes, en los partidos de los cuales elegimos mandatarios nacionales y locales, nadie dice nada, la minga avanza y cuando todo reviente en contagio masivo, sin siquiera tocar el tema de lo que puedan hacer en Bogotá, para no salirnos del tema de la pandemia, va a pasar lo mismo que el día sin IVA; las autoridades nacionales culpando la irresponsabilidad de los ciudadanos que tenían obligados en cuarentena, que los soltaron un día y que querían que se quedaran tranquilitos; las autoridades locales culpando a la nacional sin tomar ninguna medida y los ciudadanos con picos de contagio, con la culpa y con la enfermedad.

Todo parece que hemos elegido en todos los niveles los reyes de las disculpas. Que el contagio y su gravedad es porque era una enfermedad nueva, cuando nos llegó 5 meses después de China y 3 después que Europa; ¡ya no era nueva¡ Ya se sabía cómo era, cómo era el contagio, qué había que alistar, cómo había que protegerse, qué había que evitar; sin embargo, cada vez que salen los efectos los ciudadanos debemos asumir la responsabilidad o entender, porque es una enfermedad nueva.

Ahora, que ya habíamos logrado algún grado de estabilidad, por lo menos emocional, que Europa está volviendo a cerrar establecimientos, establecer cuarentenas y hasta toques de queda, tampoco lo quieren ver las autoridades, con la diferencia de tiempo que tenemos con la pandemia entre Europa y nosotros, en dos meses, CUIDÁNDONOS, tendremos un rebrote acá, ahora imaginémonos: ¿cuándo y qué tan fuerte será el rebrote inyectando 10.000 personas apeñuscadas a Bogotá después de pasar por medio país?

¿Cuántos muertos debemos aceptar por el supuesto derecho a la protesta? ¿Está el derecho a la protesta por encima del derecho a la salud y a la libre movilidad que va a afectar? ¿Vale la pena, por no tomar las acciones que sean necesarias, y permítanme aquí ser trivial, pasar los bogotanos las navidades encerrados, sin dinero para comprar los regalos y además llorando a nuestros seres queridos?

Es por demás contradictorio que los colombianos que quieren hacer una protesta en demanda de protección de la vida lleguen de manera deliberada a colocar en peligro la vida de 8 millones de habitantes, contando el destino y las ciudades que visitan a su paso.

Para terminar, ya conocemos las disculpas que van a tener ante heridos, contagiados, muertos, arruinados y todos los afectados de esta siniestra aventura. Si creen que no van a ser responsables, están equivocados, son responsables quienes organizan el desplazamiento y sus actividades, quienes los promueven y quienes teniendo todo para evitarlo no lo hacen, y esa responsabilidad es ante todos y cada uno de sus habitantes, pero muy especialmente ante los que se han cuidado, que no han salido de sus residencias, y quienes han salido estrictamente a trabajar para sobrevivir y regresan inmediatamente a su hogar y que verán nuevamente cerrados sus negocios o perdidos sus empleos. Seguro que ninguno de ellos está dispuesto a pagar el precio que los irresponsables encargados de que no se haga o se evite de manera negligente no quieren hacer.

Además esto no va a quedar entre nosotros, esto va a ser noticia mundial, si se hacen los cálculos de índice de contagio por 10.000, por las personas que interactúen con ellos en esas condiciones sanitarias, el resultado previsible es que vamos a romper el récord mundial de contagios y esa va a ser la presentación ante el mundo de nuestra responsabilidad con nosotros y con la humanidad.