Estamos en el peor pico de la pandemia, como siempre las autoridades de toda índole hacen ingentes esfuerzos por culpar a los ciudadanos, pero muy poco por contribuir a que no se contagien. Los bancos, empresas de servicios, cooperativas, supermercados, organizaciones de los gobiernos distritales, municipales y nacionales y centros de salud de todo nivel no hacen el más mínimo esfuerzo por aumentar la tele atención, ni mejorar los servicios a domicilio, pero la culpa es del ciudadano irresponsable que sale a contagiarse, y algunos medios de comunicación solo les exigen a los mismos ciudadanos y muy poco a las organizaciones privadas y públicas.
En medio de este pico muy alto de la pandemia, del continuo retardo en la llegada de las vacunas, de múltiples excusas en boca de los funcionarios, que perdieron tiempo valioso para gestionar la compra oportuna y entrega de las mismas (por estar ocupados en otros menesteres políticos, creando cargos adicionales o alistando más medidas tributarias), uno pensaría que la noticia más esperada por los colombianos sería que se acabó la pandemia o que encontraron la cura o terminaron de vacunar a todos los colombianos, lo cual parece cada vez más lejano, pero no, la mayoría de los comentarios en redes, aparte de quienes distraen con supuestos juicios y otras cortinas de humo, son sobre la increíblemente inoportuna y desproporcionada reforma tributaria.
Nunca se habían visto tantas personas opinando sobre una reforma tributaria y tantas con justificadas razones económicas, sociales y hasta estratégicas sobre el futuro del país; claro está que además hay comentarios y memes ligeros, que aprovechan los más prominentes absurdos de la reforma o de acciones del mismo gobierno, completamente contrarias a las razones que esgrime; pero en general, los ciudadanos están extremadamente preocupados, excepto fanáticos con único argumento que quien se oponga es enemigo del gobierno, por una reforma tributaria cuyos efectos nocivos, evidentemente, son muy superiores a los posibles beneficios que los más acérrimos defensores tratan de decir que tiene este impopular proyecto.
Uno de los absurdos más grandes es anunciar que es por los horrores de la pandemia, pero incluir medidas de una supuesta reforma estructural, eso sí en medio de la pandemia. Se presenta un proyecto de reforma tributaria con impuestos a todo, con la disculpa de dar subsidios a una parte de necesitados, que evidentemente no van a dar un beneficio tan generalizado, como el daño que van a hacer los impuestos que coloca a temas como el combustible y el IVA a alimentos, ya no esenciales según el proyecto. En ninguna intervención de los proponentes, o sus incondicionales defensores, muestran la más mínima información de los efectos de los impuestos en la economía nacional, solo aducen que servirán para dar unos subsidios.
A diferencia de los subsidios, los impuestos incluidos sí van a tocar hasta el último de los ciudadanos, el que recibe limosna en la esquina o el subsidio en su nuevo banco, podrá adquirir una cantidad mucho menor de alimentos que subirán por el alza del combustible, la afectación al agro y el nuevo IVA, ahora ¿se imaginan los necesitados que no reciben ni un peso? Porque si algo ha reconocido el mismo gobierno es que no a todos les va a llegar, dejando en discusión para qué les alcanza a los que les llega. La pregunta obligada es ¿Qué le hace la reforma tributaria a quien no le llega subsidio o “devolución del IVA”? que algunos tramadores llaman “exclusión del IVA”, como si pudieran llegar a una tienda ¡yo estoy excluido de IVA porque soy necesitado!
Tiemblan los agricultores con el incremento que se producirá al valor de los insumos y cambios de categorías, cuyos productos les dejan un margen mínimo de ganancia y, si logran producirlos, el gran esfuerzo que requieren para sacarlos del campo también les será más costoso por el encarecimiento del transporte, si es que este puede llegar a su parcela. Todo ese encarecimiento los pondrá a merced de unos intermediarios, a quienes les va a quedar más cómodo y muchísimo más barato ir al aeropuerto y bajar un cargamento de productos agrícolas importados por amigos de la reforma tributaria.
El temor que nunca le tuvieron a trabajar durante toda su vida, a sacrificar parte de su salario para constante y estoicamente durante años y años reservar una parte del mismo para su vejez, lo tienen ahora los venerables ancianos que de un día para otro, los ultra defensores de la indolencia de quitarles una tajada de sus ahorros pensionales y funcionarios de mala fe, los volvieron antisociales de mega pensiones, como las peores épocas de Colpuertos, que ahora ya no son, como originaron su nombre, pensiones de 40 millones de pesos, ahora estos venerables ancianos ya son maleantes por haber ahorrado una vida para tener una pensión de $10 millones de pesos, una parte ya reducida de lo que ganaban en actividad siendo ciudadanos de valor para la sociedad, no robándose el dinero como algunos quieren hacerlos pasar, con lo cual tienen que mantener la casa que compraron con el sueldo en actividad y otros impuestos y gastos. Además que le quitan parte de su pensión, de un momento a otro le están quitando su honra, ese es el agradecimiento que les da la sociedad, por un 1 % de pensionados que puede haber tenido algunas ventajas en sus pensiones. Hasta el último nonagenario, en silla de ruedas, con enfermero, gran cantidad de medicamentos y otros gastos para sobrevivir dignamente sin ser una carga para su familia, espera con lágrimas en los ojos, en su impotencia para rechazar el golpe, la noticia de que no van a quitarle ilegalmente sus ahorros de toda la vida, sabiendo que lo que suman esas pensiones se van en un contrato de publicidad, para tratar infructuosamente de mejorar la imagen de quien la pierde por colocar impuestos ilegales, además de indolentes e irrespetuosos.
Tiemblan fondos de pensiones, al perder todo atractivo el ahorro para la pensión. ¿Quién va a querer sacrificar parte de su sueldo mes a mes durante años, si después de haber tocado las pensiones por primera vez, lo serán en cada reforma tributaria anual que se haga? Al llegar a los 70 años, antes que recibir una pensión, le estarán debiendo al gobierno por “guardarles sus ahorros”. Los compromisos adquiridos por el estado, ningún gobierno irresponsablemente los puede desconocer, causando incertidumbre y un efecto de rechazo a una responsabilidad social como son las pensiones. Responsabilidad social que dice tener, pero debe demostrarlo con hechos. El impuesto a la vejez es un exabrupto legal y una medida inhumana de una indolencia sin antecedentes, no importa el monto.
Están preocupados los artistas y productores, porque después de un gran esfuerzo, de años levantando el cine colombiano, llevándolo a los escenarios internacionales y logrando producciones nacionales al nivel de las grandes del mundo, de un plumazo en esta reforma retroceden 20 años la promoción de este renglón de la economía.
Tiemblan los que ven a nuestro vecino país, los que ven cómo los desbordó la inflación y la devaluación de su moneda, que ven llegar por las carreteras a sus ciudadanos a engrosar las huestes de necesitados, cuando analizan que el alza de impuestos al combustible y al agro, además combinados, nos va a llevar a una inflación sin precedentes en la historia de Colombia y algunos, sin el menor criterio, piensan que es buenísimo porque le ponen el nombre de impuesto verde. Entonces, un bien estratégico para la economía, trivializado con alias de verde, le incluyen un aumento de 10 años en IPC de un solo toque, pero no se dan cuenta que va a producir una inflación equivalente a la suma de inflaciones de esos diez años de un solo tirón, con un efecto avalancha en precios incluso mayor que la multiplicación simple, vuelven esta inflación exponencial.
Apesadumbrados, esperan con incertidumbre quienes estaban en turno como beneficiarios de vivienda de interés social, ¿en cuánto quedarán esas viviendas o de qué tamaño saldrán? Los obreros de la construcción, que pasarían a necesidad de subsidio, pero no están en las listas, porque ya figuran como ricos por tener trabajo, los constructores, los proveedores, la industria del cemento y otros materiales de construcción, ante los impuestos incluidos a este sector.
Desesperanza en los ojos de los profesionales y tecnólogos de primer empleo y los que apenas sobreviven con el que tienen, que empiezan a tributar por haber entrado a la lista de ricos con este proyecto y crece la incertidumbre a los que obligan a declarar, que ya les dijeron “venga que no es pa’ eso” hoy, pero mañana sí lo serán.
Esperan con gran incertidumbre los dueños de locales desocupados en centros comerciales y otros, ubicados por cuestión del destino, de la suerte o de la oportunidad y de sus ganas de trabajar honestamente, en estrato 4, 5 o 6, que no suban estos servicios para evitar tener que dar el último paso que les falta para declararse en quiebra y los dueños de esos locales, que los tienen como único sustento, quedarse sin él.
Al llegar a este punto ya se estarán preguntando los defensores de la reforma: ¿entonces de dónde saca la plata el gobierno para necesidades de la pandemia? Bueno, esos mismos detractores que oyen solo lo malo de los preocupados colombianos y los consideran superfluos casos puntuales sin importancia, deben oír todas las proposiciones que hacen gremios y sectores de la sociedad, que han mostrado dónde está el dinero para los programas, sin olvidar que la nación cuenta con un presupuesto, que no es de dedicación exclusiva a la voraz burocracia y sus exigencias. Es un presupuesto billonario, tres veces el de hace pocos años, con base en las reformas tributarias anteriores y que lo deben manejar con guante de seda, y a eso adicionarle las múltiples soluciones que dan los diferentes sectores, ayudas y préstamos que siguen llegando.
De manera desconcertante, con las cantidades que se recaudarían de esas soluciones no disminuyen ni un centavo el increíblemente desproporcionado valor que dicen tener que recaudar con la reforma; antes, cada día le aumentan más, pasando de no requerirse reforma a ser para la pandemia y ahora para pagar una deuda histórica, que es histórica porque ningún gobierno la ha podido pagar en situaciones normales y este pretende pagarla en medio del peor momento de la pandemia y peor aún, cuando nadie se la está cobrando, ya que en este momento la banca mundial, que también está en pandemia, está ampliando plazos y flexibilizando las condiciones crediticias, porque saben que no pueden ser exigentes en estas condiciones de los países, por lo menos para los que tienen gobiernos responsables, eso sí, pero con sus ciudadanos.
Los ciudadanos tienen conocimiento de muchas cosas que se pueden hacer en lugar de esta reforma; con el encierro, oyen todas las noticias y entrevistas, saben cuáles creer y cuáles no, leen, muchísimos son capaces de calcular una inflación que produciría las alzas en impuestos incluidas (un bachiller lo puede hacer), ciudadanos que no son los tontos guiados por el coco, al contrario, hasta quienes defienden al bueno les dicen por favor piense, no es el momento, no es el monto, no son los puntos para gravar, no son las personas que hay que lastimar, no es nada como lo están haciendo con esa reforma, por favor piénselo bien, por favor recuerde que ustedes están es para defendernos, no creemos que estemos en el cuento del padre maltratador de que es por tu bien que te azoto, es claramente inoportuno, desproporcionado e inconveniente, por favor no nos hagas esto, se oye al unísono. Muchos funcionarios dicen: sí sabemos que “algunos” tienen que hacer un esfuerzo, pero no están dispuestos a hacer esfuerzo alguno ellos, ni sus dependencias.
En medio del peor pico de la pandemia, de noticias que países como Israel y Australia están volviendo a la normalidad pero nosotros estamos lejos y mientras las alcaldías iniciaron a repartir el impuesto predial, que no tiene pandemia, nos gustaría saber cuál va a ser el medio noticioso que primero dé la noticia más esperada, ya saber que colocaron impuestos no es noticia, es de todos los días, esperamos la noticia bomba. El lunes amanecer con la primicia más esperada por los colombianos: ¡ARCHIVARON LA REFORMA TRIBUTARIA!