Esta semana tuvimos una de esas malas noticias a que nos tienen acostumbrados a los colombianos: se rompió otro mal récord histórico del país, que también es común últimamente, el dólar llegó a $4000, llevando nuestra moneda al valor más bajo en 200 años. Nuestra moneda, una de las características que distinguen cualquier país, sigue en una recta de devaluación que inició desde el final del primer gobierno del presidente anterior, se mantuvo durante su segundo gobierno, y al iniciar este gobierno en lugar de cambiar esa tendencia -como parecían haberlo propuesto en campaña- la acentuó; como muchas cosas que queríamos corregir al elegirlos. El peso, nuestra moneda, el símbolo del prestigio de nuestra capacidad de manejar nuestra economía, lleva una tendencia a ser materia prima para carteras y otras artesanías, siguiendo el mejor ejemplo de un país al cual no nos queríamos parecer y que en campaña nos dijeron que los eligiéramos para que eso no pasara.

Lo increíble, es que el gobierno parece más preocupado de que no vaya a bajar abruptamente el dólar, en medio de semejante precio que afecta a todos, incluso a los que se alegran porque sus exportaciones dan mayor rendimiento en pesos, pero al final del mes sacan cuenta contra los egresos por importación de insumos y esa sonrisa desaparece; mientras el ministro de hacienda está preocupado que los dineros que van a entrar por la venta de Isa a Ecopetrol, unos 3500 millones de dólares – una reforma tributaria, la de 14 Billones(B) que habían propuesto en reemplazo de la reforma maldita de 32B, y que ya va en 15.2B – vaya a marcar una especulación alcista en el precio del peso. Con el dólar en su punto más alto en la historia, el ministro en lugar de ver que hace para bajarlo, está preocupado porque no se le vaya a bajar el dólar, por los factores normales del mercado cambiario, como es el ingreso de divisas.

Eso nos lleva a pensar en qué es lo que este gobierno y el anterior le han visto de bueno a que nuestro peso no valga nada y qué es lo que están haciendo para mantener esa tendencia tan grave y pronunciada de devaluación, en contra de todos los factores que han debido valorizar nuestra moneda. Porque el esfuerzo para matar nuestra moneda es muy grande, cuando en el país los indicadores que deben subir su valor son más que evidentes.

El año anterior y este ha marcado una de los indicadores más altos de entrada de remesas al país, en marzo 2021 alcanzó U$788.5 millones. Así mismo, la inversión extranjera directa no ha parado, con un incremento de 25.6% en 2019 con respecto al anterior; con la pandemia hubo una disminución mundial de esa inversión entre los países, por lo cual, al ser para todos, no debe afectar solo acá en algo tan relativo como el precio del dólar. Igualmente, antes de la pandemia, con la más alta en seis años el dólar no bajó.

Recientemente han entrado U$250 millones del Banco Mundial, ayudas internacionales para la pandemia y para los migrantes y otros, han aumentado exportaciones como la de carne, que tiene los precios al tope para los colombianos, el café y otros, todo eso sin nombrar dineros de dudosa procedencia, cuyas actividades, todos dicen, que se han incrementado en Colombia. Todos esos ingresos deberían haber llevado al dólar a la baja por lo menos al precio de $2.600, que le parecía escandalosamente alto a la pareja de candidatos que llegaron a la presidencia.

En estos momentos salen los sabios económicos de este país, los mismos que decían que si se elegía a quien elegimos, el dólar iba a estar por debajo de los $3000, a justificar la subida del dólar con la pandemia, como si fuera el único país del planeta donde está el virus y a sabiendas que el valor del peso depende de algunos factores internacionales que ahí si no los tienen en cuenta cuando  muestran la pandemia como causa de devaluación. Salen otros irresponsables a culpar de la devaluación la caída de una Reforma Tributaria que nació muerta y que hubiera, eso sí, causado una inflación y devaluación catastrófica, como la que inicio su inoportuna presentación con desmanes, violencia y delincuencia, además no controlados a tiempo, parte de la gestión que nos tiene en tantos problemas, que si pueden ser factor de devaluación, pero no tanto como para ir contra los indicadores mostrados anteriormente, que han debido valorizar el peso, no dejándolo jamás a ser la moneda más devaluada de los países emergentes en el mundo.

La siguiente es una curva del comportamiento de la divisa nacional con base en la gestión de gobierno de los presidentes que hemos tenido. Un peso que duró mucho tiempo con valores muy parecidos al valor de la referencia internacional, desde que esta existe como tal, y que a partir del gobierno de Belisario Betancourt inicia el desorden que llega a su máxima expresión con el dólar a $4000 de este gobierno, esta semana.

Devaluación del peso frente al dólar por periodo presidencial

Cabe mencionar la curva pronunciadamente ascendente en el gobierno del presidente Pastrana y la curva descendente del Presidente Uribe, en sus dos gobiernos, mostrando que si se puede reversar la tendencia, incluso durante dos gobiernos. Sin embargo, algo pasó a partir del final del primer gobierno de quien el mismo designó como su sucesor. A partir de ese punto se mantuvo la tendencia ascendente, trascendiendo esa tendencia durante todo su segundo gobierno y siguió imparable durante los tres años del gobierno actual, también designado por él.

Esto se hace incomprensible en un gobierno que logró tan favorable política económica, en cuanto a la tasa cambiaria se refiere. Que sus dos designados hagan llegar al dólar a su punto más alto en la historia económica del país, teniendo la formula para bajarla, nos obliga a preguntar ¿Qué fue lo que hizo que desde el final del segundo gobierno pasado les parezca tan bueno devaluar tanto? Antes de posar de experto en este tema lo dejo a manera de pregunta, y casi que a nombre de todos los colombianos, por si alguien quiere dar respuesta a este interrogante.

Estando a meses de las elecciones este es otro factor de decisión que debemos incluir al escoger el próximo presidente, ¿Quien es capaz de acomodar la gráfica así?:

El valor del dólar analizado con base en la curva de devaluación, cotejado con los periodos presidenciales, muestra que la tendencia en cada gobierno es constante y por ende es resultado del manejo de la economía de su respectivo gobierno. Las causas serían materia de discusión en otro blog.

Estos datos son hechos claros indiscutibles, las causas si pueden ser materia de discusión y, evidentemente, cada gobierno ha esbozado las excusas y razones, en especial los que más han devaluado el peso. Las causas y razones se pueden discutir pero la responsabilidad con los colombianos es claramente de cada gobierno y de quienes los elegimos en cada caso, lo cual nos lleva a pensar forzosamente en a quien vamos a elegir para el próximo periodo… alguien que siga haciendo lo mismo, que siga la misma tendencia, o alguien que la cambie definitivamente, pensando más en el país que en cualquier otra cosa.

En aras de tratar de cumplir con algo de lo manifestado en campaña cuando criticaban el gobierno anterior, que les parecía insostenible y aberrante el dólar a $2.600, este gobierno debe dejarlo por debajo de los $3.000, de lo contrario será otra de las muchas promesas, directas o insinuadas que dejará de cumplir y que definitivamente le restaran credibilidad a cualquier candidato de su partido que pretenda venir con las mismas promesas para las elecciones 2022, como los mismos miembros de su partido dicen: OJO con el 2022!

El solo anuncio de la entrada de dólares de la venta de Isa ya bajó un poco el dólar. El pico de $4000 no puede ser aceptado, en especial si hay tantas personas mostrando que no es fortuito, ni consecuencia de factores incontrolables, es algo que están haciendo que devalúa el peso. Debemos determinar qué es lo que hacen y por qué, a quién beneficia: a personas, a grupos económicos, a partidos o a quién, pero a los colombianos definitivamente no es. No queremos la moneda más devaluada del planeta.