Palabras sacadas de la entrevista que le hizo Yamid Amat en El Tiempo al Señor Presidente de la República, publicada el 02 de enero de 2022. 10 palabras aparentemente sencillas que encierran una cantidad de factores y acciones a tomar, de las que puede depender la economía del país y de los colombianos en los 8 meses que le quedan de gobierno.
La entrevista pudo ser informal, pero los colombianos la tomamos como si antes de hacerla le hubieran dicho al Señor presidente: -¿jura usted decir la verdad y solo la verdad? De hecho, en una entrevista al Presidente, en uno de los diarios más prestigiosos y difundidos del país, se espera que todo sea verdad. Así pues, sus respuestas obedecen a lo que en verdad el mandatario tiene en su cabeza de la situación del país y de las próximas acciones reales que va a tomar su gobierno para mejorar el futuro inmediato y a mediano plazo de todos nosotros.
Pero una cosa es lo que dijo, o se publicó, y otra cosa muy diferente lo que se hizo a partir del 1 de enero de 2022. Parecería que no se entendieron esas 10 palabras, o la frase que las compone, o tal vez fue dicho de una manera vacía, sin sopesar la responsabilidad que tiene su respuesta y las acciones que demanda tamaño compromiso.
De toda la entrevista solo tomo una pregunta con su respuesta, sobre el tema que ha ocupado las ultimas entregas de mi blog: la muy preocupante inflación que ya vivimos, y que, según el mandatario, puede empeorar. Para ver si el que no entendió que significan las principales palabras de esa frase fui yo, o quien las pronunció, paso a definirlas y compararlas con los recientes hechos de la vida nacional:
Inflación. Para no ser tan técnicos, cito al portal Wikipedia: «La inflación, es el aumento generalizado y sostenido de los precios de los bienes y servicios existentes en el mercado durante un determinado período de tiempo. Cuando el nivel general de precios sube, con cada unidad de moneda se adquieren menos bienes y servicios. Es decir, que la inflación refleja la disminución del poder adquisitivo de la moneda: una pérdida del valor real del medio interno de intercambio y unidad de medida de una economía.» Esto quiere decir que la inflación afecta por igual a todos los colombianos, con mayor impacto en los más pobres, incluso a quienes se les da subsidios, estos son absorbidos por un mayor costo de alimentos de la canasta familiar y ya no les va a alcanzar ni para lo básico.
Reto. Según el sitio Definición ABC, «es un desafío que implica sortear dificultades para ser concretado. Esa lucha por cumplir la meta implicará seguir un plan de acción que se establece previamente y que hará las veces de guía para conseguir el objetivo propuesto.» En otras palabras, si uno es consciente que tiene un reto, es porque la situación no es normal y no se puede asumir la situación tomando las medidas o acciones normales que toma siempre. El hecho de imponerse un reto es que va a hacer un esfuerzo especial para cumplir con el objetivo que se impuso. Hacer lo que hace todos los días por ninguna circunstancia lo va a llevar a cumplir un objetivo que ameritó establecerlo.
Economía. El portal Rankia asegura que la economía de un país hace referencia al sistema circulatorio por el cual se mueven todos los recursos del mismo y que determina cómo sus ciudadanos abordan sus propias necesidades. Dependiendo de las decisiones tomadas por parte de los encargados de dirigir un país y de la administración que hagan de los recursos de la nación, se puede esperar un crecimiento económico, el inicio de un proceso de inflación o incluso una crisis económica que disminuya en gran medida el poder adquisitivo de los ciudadanos.
Mundial. «Que incluye a todos los países del planeta tierra». Quiere decir que el efecto de inflación que se produzca, según el entrevistado, va a afectar a Colombia y por eso para él es un reto, incluso “el mayor” que va a tener el país y por lo tanto de su Presidente; no de los colombianos al garete, de los colombianos liderados por su presidente. Es problema de todos y responsabilidad del líder. No podemos caer nuevamente en la falta de preparación que tuvimos frente a la pandemia, que vimos como algo lejano, en China, y pensamos que nunca nos iba a pasar. Bueno, ya Colombia esta avisada y su presidente y gobierno lo sabe.
Con base en las definiciones anteriores, sacadas de los documentos más sencillos encontrados, ¿de donde en el mundo se entiende que un gobierno que estableció como “su mayor reto” la inflación mundial, que va a tocar a Colombia, además en pandemia y reactivación, tome las mismas medidas del inicio de cada año? ¿cuál de esas 10 palabras no se entendió? o ¿fue una entrevista en que, por su informalidad, a pesar de llevar el método de Proust, Pivot, Lipton, respondió cualquier cosa, como que su principal defecto es el perfeccionismo? La verdad no me parece perfecto decir que su mayor reto es la inflación y amanecer el 1 de enero ordenando alzas múltiples, absolutamente innecesarias, en campos como el transporte, que lo afectó de un solo plumazo con combustibles, peajes y, no contento con eso, con un 12% de aumento del Soat, más del doble del IPC. Solo ese campo afecta transversalmente todos los productos de la canasta familiar y, en general, la economía nacional.
Además no es el único sector impactado, en solo pocos días de comienzo de 2022 se creó más burocracia en la Procuraduría y los Ministerios, se afectó la austeridad e impulsó la inflación, en lugar de contrarrestarla, sin mencionar la desbandada del dólar ya por los $4080.
Si se espera una inflación grande y mundial, lo mínimo que deben hacer los países es alistarse para recibir el golpe con la guardia arriba, con aire, en buena forma; pero vender los guantes y correr una maratón momentos antes de la pelea, no es la manera. Además, la inflación es una tendencia que tiene una inercia, lo ideal es que esa tendencia fuera a la baja para cuando llegue la inflación externa, los productos y servicios internos vayan en bajada y a la externa le cueste trabajo revertir la tendencia para subir sus precios. Pero si la toma ya subiendo, con tendencia alcista, pues no hay ninguna inercia qué vencer; ya el esfuerzo principal se lo hicimos.
Hay países que previendo eso, le quitaron el IVA a la canasta familiar; pero son países donde los gobernantes piensan en sus ciudadanos. En Colombia, todo lo contrario. Se reanudó el impuesto al consumo, lo que unido al precio de los alimentos alzan desde el corrientazo en adelante, este entre el 15% y el 27%, la prima de atención al usuario de salud en un 5.42% y 6.33%, tarifas de patios y grúas un 10.07%, el transporte público, los taxis, las pensiones y matriculas en colegios – sin saber si van a poder atender presencialmente -, los servicios públicos – que aumentaron ostensiblemente desde noviembre -, etc. En otras palabras, ante soluciones y medidas peor que normales para la situación anormal, el resultado será menos de normal o mucho peor.
Para que no se diga que es fácil decir las cosas después de que suceden, desde hace meses hemos tratado de alertar al gobierno y enviar el mensaje que viene esa inflación mundial, no para que alisten las excusas de nuestra inflación, sino para que hagan algo al respecto. Ya sea que lo haya recibido de nosotros o se haya enterado por otro medio, es evidente que ya lo sabe y clarito hemos dicho: «Tiempos anormales o difíciles requieren medidas diferentes». Hacer las mismas medidas normales de todos los inicios de año es inaceptable y no se ve ninguna acción tendiente a bajar la tendencia alcista ¡al contrario!.
Desde el primero y hasta el 3 de enero, primer día hábil del año, era el momento de mandar un mensaje claro y contundente propio del mayor reto que se impuso como gobierno, algo como: En este inicio de año, con base en la potencial situación de inflación mundial, se bajará el precio del combustible y se congelarán las tarifas que dependen del estado por tres meses. Exhortamos a todas las dependencias del estado a mantener una estricta política de austeridad y propender por la disminución del costo de vida de los colombianos.
De haber hecho esto, durante ese tiempo se crea una tendencia a la baja que permite asumir cualquier tendencia mundial que nos toque. Pero no lo contrario, alimentar consciente y voluntariamente la inflación con las mismas alzas normales de siempre. esto es algo que no se puede entender y mucho menos si viene de parte de un perfeccionista. Todo lo anterior, con un peligro potencial adicional que es la acelerada devaluación de la moneda que ya va por encima de los $4.050, una de las más altas del mundo; lo cual incide cada vez más en debilitar la economía y aumentar la inflación, creando de por si una escalada inflacionaria que agrava la tendencia.
No se puede seguir sentado en una mecedora esperando que llegue la inflación mundial para culparla ¡hay que hacer algo para contrarrestarla!
Si solo lo dijo para que los colombianos nos alistemos para la inflación que viene, para que se piense que “no es culpa del gobierno”, como causa y excusa previa, está cumplido; pero el tamaño de la irresponsabilidad es inaceptable. Desde antes del primero de enero sabemos qué puede suceder y no se hace nada para evitarlo. Esta vez nada de disculpas, que el gobierno anterior, que el paro, que los desmanes posteriores, que la pandemia; total y plena responsabilidad de cualquier desastre inflacionario del gobierno, por no haber querido tomar las medidas que había que tomar y se tuvieron otras prioridades, que no fue, precisamente, el bienestar del pueblo colombiano.