Thanksgiving o Halloween. En momentos en que ya se empieza a culpar al norte de todo, ante el rotundo fracaso en los resultados del país, al mejor estilo de un conocido presidente y su “imperialismo yanqui”, es buena una reflexión sobre estas dos fechas de gran importancia en Estados Unidos y por qué unas costumbres nos llegaron y otras no. Si hubieran tratado de llegar juntas ¿cuál se hubiera escogido y cuál sería más conveniente para este país, incluyendo a nuestros niños?.

Thanksgiving es una de las fiestas familiares más tradicionales de los Estados Unidos, data de tiempos de Abraham Lincoln, que empieza con un acto de mucho simbolismo en la ceremonia del perdón a un pavo. Este año, en el jardín de las rosas de la Casa Blanca, se perdonó la vida a un blanco pavo llamado Chocolate, nombre que normalmente es escogido por niños de escuela. En este día los norteamericanos se reúnen en familia alrededor a una cena, con base en pavo, a dar gracias por lo que les fue dado el año anterior y lo que les va a llegar el año siguiente. Personas de todas las condiciones sociales, razas y de muchas creencias, viajan a lo largo y ancho del país para encontrarse esa noche en familia, lo que a la vez se convierte en muestra de respeto a sus padres y abuelos y un excelente ejemplo de unión familiar a los niños.

Halloween, aunque ancestralmente no inició en los Estados Unidos, sí es muy festejado allá y se podría pensar que a Colombia llegó por esa vía, la palabra Halloween, viene de ‘All Hallows Eve’ la noche de todos los santos, llevada a ese país por los inmigrantes irlandeses del siglo XIX, y cada vez dejó de tener menos significado de brujería y más orientado a los niños, con su respectivo carácter comercial y motivo de fiestas, disfraces y dulces, sin evitar que muchos grupos lo aprovechen para rituales y costumbres más oscuras.

Definitivamente la noche de brujas, tiene muchas más interpretaciones y algunas consecuencias menos positivas que la fiesta de Acción de gracias. Una de las explicaciones de que se haya difundido en Colombia mucho más Halloween es la gran publicidad alrededor de este día, con motivos comerciales aprovechados por las industrias de los disfraces, de los dulces, de películas de terror, de motivo de fiesta, que al parecer vende mucho más que algo que ver con reunir la familia alrededor de un pavo, que tampoco es de mucho consumo en Colombia, aunque algunas familias lo han adoptado para sus cenas navideñas y se podría decir que en Colombia la cena de familia alrededor del pavo, o el producto tradicional de cada región puede ser la noche de navidad.

De hecho, una vez pasada la tranquila y familiar noche de Acción de gracias, existe otra tradición más comercial, la cual si se ha copiado en Colombia, como es: el Black Friday, y que conecta a los norteamericanos con la navidad, el viernes siguiente al jueves de Acción de Gracias, es el día de las grandes rebajas, pero rebajas de verdad, no como aquí que se trata de sacar solo la mercancía que nadie compró y algunos le suben el valor dos días antes para rebajar nada el día de verdad. Allá si son verdaderas rebajas, que son utilizadas por las personas para aprovisionarse de los regalos de navidad y para organizar ropero, casa y muchas de sus actividades. Otro componente comercial de este día es la gran venta de tiquetes de transporte, que le dan un gran moviemiento a la economía; sin embargo, aquí el día de acción de gracias no es festejado por muchos, tal vez lo hacen quienes hayan vivido en los Estados Unidos.

Entonces, ¿hemos debido o no traer mejor el día de acción de gracias que la noche de brujas? O ¿traer uno no impide el otro? o nuestro día de acción de gracias lo hacemos el 24 de diciembre en la noche de navidad o mitad con la noche de año nuevo. ¿Escoge la familia un momento para dar gracias por lo recibido y por lo que se va a recibir el siguiente periodo?

A mi, personalmente, que nunca he sido muy amigo de la noche de brujas, ni de los disfraces, sin ser tampoco de manifestaciones religiosas en exceso, sí encuentro mucho más sano y productivo la noche de acción de gracias. Ojalá, pudiéramos inculcarle a nuestros niños esa cultura del agradecimiento, de la unión de la familia, del regocijo de encontrarse, de dedicar el tiempo y colocar inamovible en la agenda de cada uno de los miembros de una familia el verse en la noche del día de acción de gracias y disfrutar juntos de la esperanza de agradecer lo que viene en el futuro inmediato.

El acto de agradecer tiene muchos efectos positivos sobre cada persona, es valorar lo que se ha obtenido, reconocer que no lo obtuvo solo, por mucho esfuerzo que le haya puesto en hacerlo; es la alegría de exteriorizar o entender internamente, el significado de lo que se recibió; es una sensación de haber hecho las cosas bien y haber obtenido lo que se ha propuesto, lo cual a su vez desencadena una confianza en si mismo, ayuda a la salud mental y crea un camino para recibir con optimismo ese futuro siempre incierto, en el que la actitud positiva es fundamental para tener qué agradecer el año siguiente. Y todo eso en compañía de los hijos incluye para ellos un ejemplo irremplazable. Mas acción de gracias y menos brujas.