Han pasado más de cinco meses desde la parte I de este escrito. Ya la Reforma a la Salud (RefSalud) estaba acabando con todo, desde el inicio del gobierno esta reforma ha recibido un especial énfasis, tan es así que se empezó a hablar de ella sin saber que se quería de la misma. Se hablaba de la RefSalud sin saber, ni ellos mismos, qué iba a contener, pero ya era una decisión clara de que la iban a reformar. De manera acelerada la elaboraron, colocaron lo que se les ocurrió como principales puntos, le colgaron 140 artículos más y desde que salió a la luz pública empezó a causar críticas y a acabar con todo.

Es así como dentro del mismo gobierno, empezó ese rechazo que terminó con la salida de los ministros que habían nombrado para que el gabinete pareciera de inclusión partidista y con personajes conocidos de la vida nacional, que parecían mostrar que no iban a haber medidas extremas en este gobierno y que el consenso iba a ser una posibilidad, pero de entrada la RefSalud acabo con eso. Solo ocho meses después de ser nombrados los ministros de educación, agricultura y hacienda salieron despedidos, y no en la mejor forma. Sus partidos permanecieron a regañadientes en el gobierno, a pesar que los acuerdos para la Reforma Tributaria ya se rompían, nadie cree que concedieron la votación de semejante reforma, para durar solo ocho meses con ministros.

La amenaza de que la RefSalud “se presentaría… de nuevo todas las veces que sea necesario…” considera que el congreso debe dedicarse los cuatros años, principalmente a debatir sobre la salud, dejando a un lado los demás proyectos y sobre todo los problemas del país, para dedicarse al problema que no requiere de una ley para mejorar. Se calcula en unos 103 proyectos represados, por cuenta de los debates de la reforma de salud, entre ellos muchos de iniciativa de los propios congresistas, que cada vez se encuentran más inconformes con esa demora, pero no se ve una iniciativa definida para #ArchivarlaYa.

Es claro que uno de los principales puntos que el gobierno esboza en la reforma es la prevención, lo cual está ordenado en la ley actual ¿Para que hacer otra ley para eso? Eso de que los equipos médicos recorrerán permanentemente todos los hogares del país, tampoco requiere una ley, se da la orden y ya, y tampoco sirve de mucho, porque una visita de un médico no es suficiente para la prevención, puede ser para temas evidentes que cualquier persona percibe, pero la prevención se hace con base en exámenes que no los lleva a la mano un médico, y menos un recién graduado que serán los que podrán cumplir esa función, con la crisis de especialistas y médicos experimentados del sistema, que tampoco se soluciona con una ley. Cada explicación que se da de la RefSalud es más evidente que todo lo que realmente se quiere es cambiar el manejo de su presupuesto, volviendo un sistema estatal, pero para eso ¡el proyecto tiene 276 paginas con 18 capítulos y 152 artículos!

Con base en estas intenciones de ocupar monotemáticamente el Congreso, la Cámara de Representantes no puede perder la oportunidad de sentar el precedente benéfico de hundir la reforma a la salud, que es la de mayor rechazo popular, para con ello mostrar al gobierno que el Congreso de Colombia es autónomo, que los debates tienen que ser con argumentos, que no pueden llegar a pupitrear y deben buscar y respetar el consenso, si quieren que pasen los otros proyectos. Es que ¿sin salud, quien puede laborar y quien va a llegar a tener edad para jubilarse?

Hablando de autonomía no se entiende por qué las protestas últimamente se centran en el Ministerio de Salud, que no puede hacer nada, ya que su jefe máximo ha dicho que no va a retirarla ni cambiar nada fundamental, en lugar de ir a donde se tiene la decisión autónoma de hundir la reforma, que es el Congreso de la República, y de paso se lanza la cuñita frente al Palacio de Justicia que no se puede pasar por alto cualquier vicio de inconstitucionalidad de trámite y de fondo de la RefSalud. Mientras en la Camara de Representantes avanza articulo por articulo el entierro del sistema de salud como lo conocemos y como les sirve a los colombianos.

En vista que ser de gobierno exige, a los partidos y congresistas, una prohibición a pensar y aún más a debatir lo que no compartan, que deben apoyar cualquier exabrupto que se presente, varios partidos están pasando a la independencia, desde donde pueden apoyar o no iniciativas, de acuerdo al legítimo derecho de pensar. Pero ser independientes no les garantiza cuota burocrática y parece obligar al gobierno a negociar uno a uno, con evidentes negocios de puestos por votos, que ahora con las redes se conocen al minuto y se relacionan directamente con la cuenta de los votos, que seguirá pasando hasta que haya una posición de bancada, que al no ser con concesiones que beneficie a todo un partido, tendrán que ser únicamente con volver un proyecto de ley de salud beneficio para los colombianos, lo cual a todas luces no es posible partiendo de los inamovibles de ese proyecto.

La ocasión del final de la legislatura y del año es una excelente oportunidad para retirar la reforma a la salud, en atención al clamor popular, expresado en muchos escenarios, pero también de cada vez más congresistas en contra. Hoy solamente se trata de pasar por la cámara de representantes donde las fuerzas políticas están más parejas, aunque cada vez más lejos del gobierno, hay mucho menos diferencia en cantidad en contra que en el senado, donde las fuerzas en contra del gobierno son mucho mayores. Es difícil sin una muestra de buena voluntad que el 2024 pinte mejor, retirarla o incluso que el congreso la archive, mandaría un mensaje de final de año de algo de tranquilidad y permitiría iniciar la próxima legislatura con mejor ambiente para las reformas y proyectos pendientes.