La economía de Colombia y en especial el bolsillo de sus ciudadanos siguen siendo afectados negativamente por medidas, que etiquetadas como verdes o saludables encarecen su diario vivir, sin aportarles directa, ni indirectamente nada a la salud y menos al bienestar. Esto producto de una ola de argumentos de que se va a salvar el planeta por lo verde ¡desde Colombia! y que se va a mejorar su existir por lo saludable, pero que realmente solo se ve que hay que pagar más por solo llevar estas etiquetas, sin absolutamente nada a cambio.
La Reforma Tributaria, aprobada por el Congreso de la República, no solo encareció la energía, los tiquetes aéreos y en general el turismo, además tocó los alimentos y bebidas de todos los ciudadanos y no solo una vez, consecutiva y progresivamente varios años. A sabiendas que cada vez sería más impopular, el gobierno previó que en la euforia de su llegada le aprobaran una desastrosa y exagerada reforma tributaria, que más de un año después tiene la inflación en dos dígitos, así se vaya a forzar oficialmente a un solo dígito a final del año, para efectos de las conversaciones del salario mínimo. Lo último en entrar en vigencia es el impuesto a los plásticos de primer uso, que envuelven los alimentos más perecederos, subiéndoles también el precio, mientras el Invima no otorga licencia a estos alimentos si no lo usan, porque son los que garantizan su higiene y conservación.
En este año largo de gobierno no se ha visto una sola acción, con las medidas de la reforma en mención, que haya mejorado la vida de los ciudadanos, en compensación a tener todo cada mes dos dígitos más caro, oficialmente dos dígitos de la primera decena, bastante discutible, ya que en la realidad todo sigue subiendo mucho más.
Pero el punto es que se ha vuelto costumbre que todo tenga que ser verde y/o saludable, pero lo que tenga estas especificaciones es más caro, que lo que normalmente consumíamos desde nuestra niñez y que nos ha permitido tener una vida normal, lo cual vuelve la supuesta preocupación por que sea verde y saludable una hipocresía, ya que si de verdad se quisieran mejorar las condiciones de vida a los habitantes, en lugar de colocarle impuesto a lo que no cumpla esas característica, darían incentivos a quienes hagan sus productos menos “dañinos” y al vender mucho más tendría doble beneficio: produciría más ganancias, que equivale a más impuestos, y mejoraría la salud y al planeta. Es inconcebible que, en un producto como la gaseosa, faltando las próximas alzas automáticas ordenadas en la reforma tributaria, ya valga más el impuesto que el líquido, que es lo que uno realmente quiere comprar.
Todo lo que diga baja en azúcar, sin azúcar, sin grasa trans, sin X, Y o Z es más caro que lo normal. Si gastan menos azúcar, menos materiales, menos conservantes, menos fertilizantes, etc. ¿porque los hacen más caros? para aprovecharse de la ola verde y saludable. Bueno, una de las razones son los mismos impuestos de quienes quieren exigir que se consuma más saludable, es así como colocan altos costos hasta para la certificación orgánica que contribuye a aumentar el precio final, si esta certificación la dan funcionarios del estado que les pagan su sueldo, expedirla sin costo sería una buena contribución a no encarecer más lo saludable. Para eso se requiere una conciencia verdaderamente ambiental y no tener lo verde y saludable solo de excusa para poner impuestos y cobrar más.
En alimentos son más costosos los saludables como productos sin gluten: pan, galletas, pastas; la leche y productos lácteos orgánicos, obtenidos de animales criados orgánicamente; los llamados “superalimentos”, como semillas de chía, bayas de goji, espirulina y otros suplementos nutricionales más caros que los alimentos básicos convencionales; los snacks saludables como barras de proteínas y frutos secos orgánicos, entre otros.
Si los procesos son supuestamente más costosos, estos si los debe subvencionar el estado, si de verdad les interesa la salud, o colocarles menos impuestos o patrocinarles importación/exportación, o algo, eso sí sería una sincera preocupación por los ciudadanos, pero ¿encarecer todo? ¿Es eso una solución? Nunca se preguntan si negarle el acceso a cada vez más alimentos a los menos favorecidos es una política sana y de verdadera preocupación por los ciudadanos o es aumentar la desigualdad que tanto cacarean. ¿Me gustaría saber cuántas iniciativas hay en el congreso para reducir costos de lo saludable y lo verde? No conozco ninguno, para ellos ¿qué es un peso más aquí y otro peso más allá en impuestos.
Aunque la verdad, lo hacen a conciencia del mal que hacen a la ciudadanía de encarecer todo, por algo en la reforma tributaria las alzas a alimentos y bebidas se hicieron espaciadas, cada año suben un poco más, lo que también garantiza a nombre de lo verde y lo saludable una constante inflación y va en contra de combatir el hambre y la pobreza.
¿Que es mejor? que todos puedan comer y beber convencionalmente o que solo unos pocos puedan pagar y acceder a alimentos y bebidas saludables, mientras otros mueren de hambre
Pero alimentos y bebidas subidos desproporcionadamente de precios por impuestos, costos de producción, de licencias y certificaciones no es lo único, también son más costosos los productos de belleza que rotulan como orgánicos, como cremas, lociones y otros con estos ingredientes orgánicos o incluso naturales. Asimismo, la nueva moda de la ropa deportiva es la sostenible, elaborada con materiales sostenibles o reciclados, especialmente ropa deportiva; incluso hemos llegado a electrodomésticos y tecnología eco-amigable, así como dispositivos que cumplen con estándares ambientales y de eficiencia energética que suelen ser más costosos que los que no llevan esa etiqueta.
Y en lo verde, ¿qué hay de los vehículos? En esta tabla, se puede ver la exagerada diferencia entre carros equivalentes en lo convencional y eléctricos o híbridos:
Carro convencional | costo | Carro eléctrico o hibrido equivalente | costo |
BYD FO | $28.900.000 | BYD Dolphin | $149.000.000 |
Nissan Versa | $90.990.000 | Nissan Leaf | $164.990.000 |
Renault Clio | $100.000.000 (no disp. Col) | Renault Zoe | $169.000.000 |
Hyunday Elantra | Hyundai Ioniq | $260.000.000 |
*Si hay algún error en precios obtenidos de internet, estoy atento a corregirlo
Con estos precios el sueño de progreso de tener carro, cada vez más necesario ante la demora en la implementación de transporte masivo en muchas partes del país, se ve cada vez más reservado para los que tienen unas realmente buenas capacidades económicas, al igual que la comida y las bebidas. Muchos estratos (que no debería existir eso de los estratos) quedarán sin la posibilidad de tener carro, en especial si se prohíbe el uso del carro de combustibles fósiles, que en el caso de Colombia es una posición bastante descarada a nivel mundial, ya que no hace ningún esfuerzo de investigación en la producción de tecnologías limpias en vehículos, espera que los otros países la hagan y se pone metas de sustitución con base en lo que hagan los demás, que llega aquí a unos costos aún mayores, que en el ya alto precio mundial de lo verde acá hay que multiplicarlo por el muy devaluado peso.
Cuando en muchos países, como el nuestro, subsistir se ha vuelto tan difícil, causado por estas políticas supuestamente verdes y saludables, una de las nuevas responsabilidades que tienen que incluir en sus programas los próximos candidatos, nacionales y regionales, es su compromiso con bajar el costo de vida, ya ni siquiera mantenerlo como está es suficiente, hay que decididamente establecer acciones para dejar de subir impuestos cada año, en especial a cualquier cosa que afecte la alimentación e hidratación y buscar la forma de una política más honesta en la búsqueda de lo más verde y saludable. Cualquier mediocre puede subirle a todo, pero incentivar que se produzca más verde y saludable a menor costo para el consumidor ya requiere algo de buena voluntad e ingenio. Es lo que se debe hacer y entidades que no han justificado para lo que fueron creadas como Minciencias, debería orientar el apoyo a investigaciones y doctorados a encontrar productos en lo verde y saludable en todos los campos, producidos a mucho menor costo o a masificar productos actualmente muy caros bajándole el precio.
No se puede continuar con la pereza mental e hipócrita de subirle a lo convencional, negándole a gran parte de la población el acceso a ambos, ya muchos no pueden adquirir lo convencional y menos lo saludable y verde por ser mucho más costosos. El gran reto de esta generación es producir alimentos, bebidas, bienes y servicios más verdes y saludables a mucho menor costo, permitiendo una verdadera igualdad y posibilidad de acceso con la menor restricción y por la mayor cantidad posible de habitantes.