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Nos están destruyendo el país de la belleza. En la potencia de la vida, por falta de prevención se han quemado solo en esta semana 17192 hectáreas de vegetación. En su retórica los funcionarios, supuestamente defensores de la vida, nos recuerdan que las plantas son seres vivos, en especial para oponerse o simplemente estorbar el progreso y acciones tendientes a facilitar la vida de los ciudadanos, pero no para prevenir esta catástrofe ambiental. La expresión de apagar incendios para situaciones donde no se sabe prevenir es aplicada literalmente en Colombia hoy.

El reporte de la UNGRD, con corte a la mañana del 26 de enero, indica que hay 34 incendios activos en Colombia, 11 conflagraciones han sido controladas y 273 se han liquidado. En este primer mes de enero se han registrado 319 incendios, que han afectado 17.192 hectáreas y 404 municipios. Pamplona, Santander, vive el incendio más grande de su historia y hay situaciones dramáticas que todavía no se les ve fecha de extinción.

Llama la atención que el dinero para adquirir equipos que permite a las Fuerzas Armadas cumplir una labor de apoyo adicional en mitigación de emergencias se le asigna a través de la UNGRD y este las mira por encima del hombro y le envía migajas. Pero a la hora de atender las catástrofes, producto de no prevenir y evaluar bien los riesgos las termina cumpliendo en su gran mayoría es las FFAA, como siempre arriesgando sus vidas para defender la de los ciudadanos, con los recursos con que cuenta, pero más que todo con el coraje de su talento humano.

En el aumento progresivo de los poderes presidenciales, en especial de dependencias que manejan grandes presupuestos, la ley 1523 de 2012 que pasa del Fondo Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (FNGRD) a la UNGRD, confirma su dependencia directa de la Presidencia de la República, de manera que pueden estar al tanto de cada cosa que pasa en el país, sino ¿para que la pasaron para allá? y si ven que no pueden estar al tanto de todo y exigiendo que cumpla sus funciones, la deben pasar a un ministerio, por ejemplo, al de defensa, que siempre la Fuerza Pública termina apagando los incendios del país, literales y figurados!

Tal vez por lo anterior fue necesario sacar el decreto 1478 de 2022 antes de entregar el gobierno anterior en agosto del 2022 , que aunque no asignó esa unidad a otro ministerio, por lo menos se le especificaron claramente funciones a la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, cómo fueron: la responsabilidad del seguimiento del Plan Nacional de Gestión del Riesgo y la elaboración de un informe anual del estado de ejecución del Plan, pero más específico aún que debía reducir las condiciones existentes de riesgo de desastres y  garantizar un oportuno, eficaz y adecuado manejo de desastres, esto último lógicamente no es mientras suceden los incendios, esta garantía oportuna es apropiar a tiempo los recursos, para cuando se presenten los elementos no estén motec.

Esto es imposible de hacer con una ejecución del presupuesto de 2023 del 80%, en especial cuando por todos los medios nos asustaban con la llegada del fenómeno del niño, que así no estuvieran muy convencidos, parece que solo lo mencionaban para ver si podían subir las tarifas de energía, si hay sequía todos los años y con ella incendios forestales, de manera que, si pensaban de verdad, este año iba a ser más intenso, esa falta de prevención y alistamiento es imperdonable.

Pero la UNGRD no es la única dependencia del gobierno con responsabilidades de prevención de incendio y salvaguarda de nuestra vegetación y recursos naturales, igual o más el Ministerio de Medio Ambiente, que tiene una amplia responsabilidad en la prevención de incendios de parques naturales y reservas forestales, ya que es el encargado de diseñar y formular la política nacional en relación con el ambiente y los recursos naturales renovables, el Ministerio del Medio Ambiente debe contribuir proactivamente a la realización de labores de selvicultura preventiva y creación y mejora de infraestructuras para la prevención y lucha contra incendios forestales en los montes colombianos. Así mismo, coordina el Sistema Nacional Ambiental (SINA), que incluye a las autoridades ambientales regionales, los parques nacionales naturales, las corporaciones autónomas regionales y las entidades de investigación ambiental, este SINA debe adoptar y ejecutar políticas, planes, programas y proyectos de gestión del riesgo de desastres, en colaboración con la UNGRD.

Todo esto es muy complicado de desarrollar si la máxima autoridad ambiental días antes de la llegada del tan anunciado niño, está en Davos en el Foro Económico Mundial, donde, aunque se toca el tema del Cambio Climático, evidentemente en Colombia había mucho más por hacer y si sabían que iba a asistir a ese foro, que no está dentro de sus temas principales y que el enfoque de la representación de Colombia fue al turismo con la famosa y multimillonaria casa de Colombia, han debido dejar todo listo antes de ir. ¿Desarrollaron algún Consejo Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres antes de irse al foro, han hecho alguno este año como está ordenado? Con la plata de la mansión de Davos, hubieran podido habilitar los tres aviones Hercules para labores contra incendio ¡y más!

Muchas preguntas por confirmar la respuesta, pero lo cierto es que el país está en llamas y no está preparado para afrontar conflagraciones de esta magnitud, en especial por falta de ejecución de los recursos oportunamente, lo que hace que el tiempo para apagar sea mayor y más hectáreas se consuman. Lo increíble es que sí hay dinero, pero no lo ejecutan a tiempo, ni en las prioridades de prevención, no se lo asignan a entidades como los cuerpos de bomberos, a quienes en alistamiento para la sequía le recortaron el presupuesto. Quienes se la pasan todo el periodo fiscal aguantando o negando las solicitudes de asignación para el alistamiento de los equipos no los vemos poniéndole el pecho a las llamas y quienes si arriesgan su vida son quienes estuvieron rogando por atención, por recursos, por prevenir y por alistarse para estas eventualidades que hoy consumen nuestros recursos naturales, que deben ser prioridad para un gobierno que tiene como logo, de nombre, la potencia de la vida, y que acaba de lanzar el País de la belleza, pues les cuento que grandes extensiones de frailejones calcinados no son mi idea de una belleza para mostrar.

La necesidad de proteger el medio ambiente no puede ser utilizada solamente para estorbar al progreso del país y su interconexión por vías bien planeadas y ejecutadas, es prevenir y cuidar nuestros recursos naturales y garantizar un ecosistema sustentable

Es más que evidente que falló toda la prevención, y la solución es pasar a la declaratoria de desastre natural para “garantizar recursos” asegurando, a quien no previó, ¡una chequera abierta por un año! a pesar de la gran cantidad de presupuesto que tiene sin ejecutar en el rubro que se requiere y como es normal ahora se incluye la etérea “reparación de víctimas ambientales”. La verdad mucho tiempo, cuando se anuncia para abril el regreso de las lluvias, a menos que ya se esté pensando en esas lluvias para las cuales no va a haber ningún alistamiento para evitar inundaciones y poder declarar otra emergencia. Pero bueno veremos que tanto se usa para mitigar, cuánto para prevenir y cuánto para unas víctimas que a primera vista no son el principal problema, la principal víctima es el país, su belleza, la salud de los colombianos y su medio ambiente, que dicen que quieren cuidar en la retorica, pero sin ninguna prevención real, ni práctica.

En medio de la situación sofocante y del humo que nos invade no podemos dejar de insistir en esa prevención, supuestamente otra de las banderas de este gobierno, retóricamente hablando. Se evidencia dramáticamente que la prevención no es su fuerte, ni en medio ambiente ni en ningún tema; estos incendios ya nos están afectando la salud pública y eso nos lleva también a pensar lo que se hace en prevención en salud, una de las disculpas para la inconveniente reforma a la salud, donde se ha demostrado esa incapacidad critica de prevenir en ese campo, como lo sucedido con el piloto iniciado en Macondo en el caso específico de la salud, que se desapareció sin dar resultado, que aumenta aún más las alarmas sobre esa reforma. Si la prevención es la excusa para cambiar el sistema de salud ¡es obvio que por ahí no es! Además, que la ley existente ya la ordena.

Un gobierno que no alcanza a gestionar el presente y compromisos como los Juegos Panamericanos, que solo debían girar un cheque, como nos va a decir que va a prevenir! Y menos en salud que hoy se encuentra en crisis, por ejecución no por deficiencia de la ley. Una crisis nueva de 2023 y 2024.

Es que en la práctica en materia de Salud todo han hecho menos prevenir, incluso todo lo contrario, tienen sumido el sistema actual en la más perjudicial incertidumbre, demostrando que no les importa el buen funcionamiento del sistema y a alguien que quiera perjudicar la salud así sea “temporalmente” ¡no se le puede confiar reformar y después administrar exclusivamente el sistema de salud! Un incendio, donde las llamas no son tan visibles en su generalidad, que lo sufre cada paciente que no es atendido, no se ve el humo que produce su salud chamuscada, silenciosamente ese incendio va avanzando hasta consumir muchas vidas, en especial de los que menos oportunidad tienen de quejarse.

Colombia está en llamas y no solo en los cerros y reservas forestales, muchas de ellas irreparables, la Potencia de la vida va entregar su periodo con muchísimas hectáreas menos de vegetación que las que recibió, el país de la belleza la ve disminuida ante espectáculos dantescos de frailejones incinerados y largas extensiones que asemejan películas apocalípticas, con la fauna huyendo despavorida y los héroes de siempre con sus caras llenas de ceniza o en recuperación en un hospital, mientras quienes están seguros en sus escritorios no apropiaron a tiempo los recursos para evitar este desastre y los organismos de control esperamos que por lo menos les esté entrando humo por las ventanas, a ver si aparecen.

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