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Mientras nos sorprenden con los números de una baja inflación con la magia del Dane, contraria a la evidencia de los costos en grandes superficies, restaurantes, hoteles y negocios de todo tipo, la devaluación no hay ningún organismo nacional que la pueda maquillar, terminando el año en $4.413.17 devaluados pesos, una muy debil moneda que es muestra real que nuestra economía no anda bien.

Mientras se esfuerzan todos los áulicos del gobierno en mostrar que la economía sobrevive, a pesar de no pagar a entidades de salud, de educación, de vivienda, de alimentación infantil, de energía eléctrica, entre otros, los medios no pueden ocultar el valor del dólar, como principal evidencia de nuestra lacerante devaluación, la cual se vuelve bastante crítica, cuando estamos pagando la gasolina en dólares, con pesos colombianos y no solo nosotros, también los que mueven las mercancías y alimentos, que al final del proceso llegan más caros al lugar donde debemos pagarlos de nuestros bolsillos.

El 1ro de enero de 2024 el dólar costaba $3,822.05 COP hoy 31 de diciembre cuesta $4413.17, nuestra moneda, se devaluó 13.52%, lo cual nos indica también que nuestra deuda externa subió esa proporción, la balanza comercial se agudiza en contra y esto a su vez devalúa la moneda al hacer la moneda menos demandada en el mercado internacional, a la final un círculo vicioso, en el que no se ve ninguna acción del gobierno que haya contribuido significativamente en mejorar las exportaciones sobre las importaciones.

De hecho, eso contradice la disculpa peregrina que el dólar alto, que no es otra cosa que el peso bajísimo, le conviene a un sector del país, pues ese sector es cada vez menor, en la medida que quienes exportan son muchos menos, y en mucha menor proporción, que quienes importan, que pagan todo en dólares, incluyendo la porción de los combustibles que se importan, a lo cual recientemente se le agregó el gas natural como resultado de la política de no producirlo en nuestro país, que es el único país del planeta en que causa daño ambiental, mientras supuestamente a los países a los que se los compramos, mucho más costoso, no incurren en la mencionada acción catastrófica del planeta. Además de lo anterior algunos de los exportadores, compran materia prima o insumos importados, lo que hace que el impacto en la balanza comercial sea mínimo en cada caso.

El tema de los combustibles, merece especial mención, desde que los colombianos lo pagamos en dólares, ya la gasolina y anunciado el ACPM, ya que la disculpa es que lo importamos en dólares, sin tener en cuenta lo que producimos en el país, lo cual debería dar un saldo a nuestro favor y no cobrarle a los colombianos como si todo lo importáramos, ya que no es así, al menos un 75% del combustible que se consume en el país es de producción nacional, de manera que  el precio del combustible por ningún motivo debería ser el precio internacional, el precio debería ser afectado solamente por el 25% del valor diferencial entre el precio internacional y el costo de producción nacional, más las ganancias para nuestra industria.

Y ese 75% debe ir aumentando paulatinamente, en la medida en que va aumentando la producción energética alternativa, o sostenible, o renovable, que cada día nos sorprende en las noticias con nuevas inauguraciones, que jamás vemos reflejadas en tarifas de energía, ni disminución de uso de combustibles fósiles, que se suponen que van remplazando, quedando solo en titulares, sin ningún efecto práctico en mejorar la vida, ni aliviar en absolutamente nada el bolsillo, de los colombianos.

O en otras palabras, si el 25% va disminuyendo, la razón para pagar en Colombia o los combustibles en dólares es una carga económica completamente innecesaria para los colombianos, solo es un impuesto más disfrazado de gasto necesario, que a la final impacta el doble en los bolsillos de los colombianos, no solo en los ricos dueños de 4X4, que además también paga el gobierno a sus funcionarios, es a todos, los trabajadores independientes que se mueven en sus vehículos, los taxistas y las carreras que paga el ciudadano de a pie, el transporte citadino de alimentos y encomiendas y muchos alimentos y mercancías que terminan encarecidas, porque supuestamente hay que pagar el combustible a precio internacional siendo productos del 75% del que se usa.

El encarecimiento de todo y la devaluación forman un círculo vicioso que se potencia entre sí, teniendo como resultado un peso insignificante que es el reflejo de nuestra economía y realmente una vergüenza cuando vemos un peso mexicano que paga $18 por un dólar o incluso el Real brasilero que fue escándalo en estos últimos días por alcanzar los R$5.20, con pocos meses de Lulla en el poder en ese país. En cifras, como hay que hablar en economía, en Colombia pagamos DOSCIENTAS ONCE veces más caro un dólar que en Mexico u OCHOSCIENTAS CUARENTA Y OCHO veces lo que se paga en Brasil, donde culpan a Lulla de estar acabando con la economía, mientras aquí en Colombia hay quienes defienden que nuestro peso cada vez valga menos. Ni que hablar de Europa, donde por cada dólar se paga 1.1 euros ya saben cuántas veces pagamos el dólar más que ellos.

Esa devaluación es una carga para industrias como la aérea, para la agricultura (alimentos) para la que aún no se han podido producir los insumos y equipos en el país tocando importar gran parte.

Todo lo anterior muestra a la devaluación como uno de los lunares de 2024 y no se ven grandes avances ni acciones tendientes a disminuirla para el 2025, puede que no se esté en los fatídicos niveles que algunos predecían para este gobierno de $5000/dólar, a los que se llegó en algún momento del año anterior (de lo que algunas cosas nunca volvieron a bajar), pero $4430 es suficientemente malo para todos y mucho más si a ese precio tenemos que pagar la gasolina y la deuda externa!

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