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Cuando se elaboran proyectos de ley como el de reforma tributaria, la sensación que se da es que colocan una meta de recaudo a alcanzar, pero poco se preocupan del efecto que se produce sobre quien los va a pagar. Últimamente ante la grave situación económica de muchos colombianos, se trata de esconder a quienes realmente van dirigidos esos impuestos, haciendo creer que va únicamente a los más ricos, lo cual se ha convertido en un pecado en Colombia, cuando en la práctica, los impuestos a los combustibles, a los alimentos, a las bebidas, a los plásticos de primer uso y otros afectan a todos y cada uno de los colombianos, incluyendo los más pobres, dificultando su capacidad de sobrevivir.

Nunca en el Congreso he visto un debate en el cual alguien se pare y explique: con este impuesto el contribuyente va a ser tal perfil de persona, con esto le queda comprometido el 50 % de su sueldo, el efecto de este impuesto va a afectarlo al tiempo que este, este y este otro impuesto y así se acumulan impuestos en cabeza de muchas personas en cada reforma tributaria, mientras en el congreso el debate se centra en cuanto dinero van a recoger, sin extenderse mucho tampoco en para qué.

En esa preocupación por el ciudadano que los paga, para empezar hay poca conciencia del país en que vivimos. Todos dicen que somos un país pobre, pero algunos gobiernos y congresistas quieren gastar como si dirigieran un país rico. En su intervención en el congreso de la Andi, el ministro de Hacienda explicaba que el problema del país es que tiene muchos gastos y pocas entradas, por eso es necesario colocar más impuestos. Pero en ningún momento habla de la necesidad de bajar esos gastos y esos gastos los ordena el mismo que ordena más impuestos. De manera que si lo asombra esa diferencia entre lo que se gasta y lo que entra, hay que ser muy inconsciente de la situación nacional, para además de los ya exagerados gastos, incluir más, cuando lo que debe hacer es rebajarlos, no cargarle a los colombianos la responsabilidad fiscal, colocándole impuestos adicionales a los ya existentes.

Se olvida en ese momento del concepto de que somos un país pobre. Si somos un país pobre, es porque sus ciudadanos son pobres. Cuando uno en la casa el sueldo no le llega a final de mes, no se pone a invitar amigos a comer, ni a comprar carro nuevo, ni cambiar los muebles de la sala, no, organiza los gastos para que todos puedan comer, ir al colegio o la universidad, a trabajar, tener la casa aseada y organizada. Así mismo debe hacer el gobierno con la casa de todos, Colombia, hasta donde alcanza el presupuesto nacional hasta ahí se hacen gastos, además que es un presupuesto dinámico, sin colocar impuestos, la población aumenta, las empresas crecen, la economía tiene un crecimiento que ha sido muy festejado últimamente, en la medida que la inflación no esté disparada, se pueden hacer más gastos con el presupuesto que aumenta, producto de ese crecimiento, sin más impuestos.

Para este año el gobierno contó con $350 Billones de pesos de presupuesto, con base en el proyectado de recaudos, el cual fue sobrepasado y para 2023 ya se proyecta de manera conservadora en $390 billones sin incluir nuevos impuestos, de manera que ahí se tiene ya más de una reforma tributaria y sobre eso se deben planear los proyectos y actividades, si no alcanza para hacer un ministerio nuevo, pues no se hace, se le asignan las funciones a uno existente. Si no hay para hacer determinados programas no se hacen, si hay algunos prioritarios materia de promesas electorales, diferentes al gobierno anterior, sencillo se buscan de los existentes cuales ya no son prioritarios y se quitan para darle paso a los propios, pero pretender llegar con nuevos proyectos y dependencias, dejando todos los anteriores, explota cualquier presupuesto.

Todo eso sin contar con una de las banderas de la campaña, acabar con la corrupción, que aunque bien difícil hacerlo de tajo, en la medida que se cumpla se van aprovechando bien los recursos para esos proyectos. Así mismo los gastos suntuosos e innecesarios, asignando menos presupuesto a las dependencias donde se conoce que los hacen, se pueden asignar esos recursos a los nuevos proyectos.

De manera que, la única solución para todo no es poner más impuestos, esa no puede ser la única herramienta económica que tenga un gobierno, hay que establecer límites, ser consciente de las capacidades económicas del país, disminuir los gastos excesivos, la corrupción, establecer prioridades y asignar bien los recursos del presupuesto nacional existente, que viene de los impuestos que ya pagan los colombianos.

Si no pueden dejar de poner impuestos, cada vez es más necesario analizar que le pasa a cada colombiano que le incrementan un impuesto y el efecto del total de los impuestos, es que si a alguien que gana $10.000.000 (los mismos de Duque hace 3 años, a pesar del IPC de tres años y de la inflación real) le colocan un impuesto, y al mismo tiempo le suben al combustible y a los alimentos y a las bebidas y a los plásticos de primer uso (que están en casi todo) y más peajes y también aumentan las universidades y los colegios y otras más, prácticamente le están cambiando la vida.

Y esto no solo a esa clase media, también a los pobres, si alguien apenas le alcanzaba para dos comidas al día, si reemplazaba la carne, ya inalcanzable, por salchichón y le suben a este, ya ni las dos comidas al día. Ese cuento de la devolución del IVA fue un fracaso, lo que les llegaba no servia para mucho, se lo tragó la inflación, ningún subsidio sirve si para darlo suben todos los alimentos y sube todo el costo de la vida, a las mismas personas que les dan los bonos, al ir a la tienda a gastarlo no les alcanza para comer porque todo subió desde el momento que se fijó el monto de los bonos. Colocar impuestos a alimentos, bebidas y combustibles que afecta a cada uno de los 50 millones de habitantes, para darles bonos de pobreza a dos o tres millones de colombianos, es un absurdo que no le sirve ni a los que les entreguen los bonos y les hace un daño inmenso a los otros pobres que no les llega el bono y si el aumento de lo mínimo que necesitan para vivir.

Así como los pobres, personal en riesgo son los ancianos, que la corte constitucional ya repitió que es inconstitucional gravar las pensiones, que es violar los derechos adquiridos de los pensionados, que en su posesión el presidente dijo que iba a cuidar a los viejitos, colocarle impuesto a las pensiones es violar el contrato social que se tiene con ellos, que se hizo cuando empezaron a trabajar hace 40 o más años (los necesarios para tener las semanas de cotización a los 62), en que el estado se comprometió a darles determinada mesada. No puede hoy darle menos y decir que la parte conque se queda de ese contrato social se llama impuesto. Para retirar completamente semejante desproposito, se debe ver como los afecta, una persona ya tiene organizada su vida con la mesada que le llega proporcional a lo que ganaba y a la casa y obligaciones que tiene, si es que terminó de pagarla y no tiene cuotas proporcionales, o hijos en universidad, etc y muchos ya requieren de ayudas especiales para subsistir incluyendo enfermeros, medicina que no les cubre el sistema, alimentos especiales, cualquier rebaja a su mesada lo desestabiliza, además del sentimiento de impotencia de no poderse defender ante el injusto e ilegal descuento que se le hace.

Ningún impuesto, por saludable que digan que sea, puede llegar a producir hambre, y menos la muerte, los muertos no se engordan. Ante la gran inflación que recibió este gobierno, una de las prioridades claras que debe tener es como bajarla, como bajar el costo de la vida, que tiene alarmas prendidas, como ya lo dije en el blog sobre el costo de vida de esta serie, que todos los países prevén que se va a subir, pero aumentar la tendencia ya existente, para cuado llegue el alza avisada esté en subida, es una acción tan irresponsable como irreversible, lo que se sube, ya es muy difícil bajarlo después y el resultado es hambre, más hambre. Para que forzarla, debemos hacer todo lo posible por bajar el costo de vida, con políticas de austeridad, de congelamiento o mínimos aumentos en combustibles, servicios públicos y evitar a toda costa subir el precio de alimentos, hacerlo con impuestos sería responsabilidad única de este gobierno.

En las últimas reformas tributarias ha estado la disyuntiva de gravar a las personas o a las empresas, en ese afán de poner más impuestos, también se debe tener en cuenta el efecto que se produce no solo en las personas, también en las empresas y sus dueños o inversionistas, nadie coloca una empresa para tener pérdidas, ni siquiera para no ganar, de manera que si se aumentan desaforadamente los impuestos a las empresas y además a los inversionistas, en lugar de recaudar más, van a llegar es a recaudar menos, ya que algunas o muchas empresas cerrarán, además de recaudar menos, aumentará el desempleo. Igual en el caso de los dividendos, nadie quiere de socio a alguien que no arriesga, pero si cobra parte de lo que gana ¿hay alguna previsión para que los dividendos gravados sean después de recuperar la inversión? según parece no se ha recuperado lo invertido y ya las ganancias para lo que se invirtió se están afectando, sin saber si va a lograr por lo menos salvar la inversión, esto es un gran perjuicio a la inversión. Así mismo a la industria, todos esos impuestos al carbón y otros innecesarios, así como el continuo aumento de los servicios públicos, recargan el costo de producción, que va a afectar el valor del producto final y aumenta el costo de vida a todos.

En el gobierno de la vida, de la paz total, del cambio, por primera vez se debe tener en cuenta como los impuestos afectan a los colombianos, sin engaños, sin decir que solo afectan a los ricos, que además no tienen que pagar los caprichos de gobiernos que no limitan sus gastos de acuerdo con la realidad nacional, cuando en realidad afectan a la clase media y a los pobres, un tratamiento humano a los colombianos es ver como la suma de todo lo que se incluye en un proyecto íncide en la vida de cada uino de los afectados. Nunca el impuesto debe llevar a pasar hambre a un colombiano, no tiene porque dañarle su calidad de vida, menos para que el gobierno haga cosas con las que ese ciudadano ni siquiera está de acuerdo y menos para que a la final no se haga nada. Impuesto que se pone, en este país ahí se queda y el costo de vida que se alza muy difícilmente se vuelve a bajar.

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