A finales de los noventa y a principios del nuevo siglo, se hablaba de una nueva economía, donde se generaban una serie de principios que cambiaban, solo por la disponibilidad de poder explotar las bondades que se presagiaban la Internet y sus tecnologías traerían a las empresas y las personas.

Hoy nadie puede negar los grandes cambios que la Internet ha generado tanto a nivel personal como a nivel profesional y empresarial, sin embargo, ¿será suficiente para llamarlo una "nueva economía?

La primera lección que nos dio el "estallido de la burbuja" en el 2001 es que los negocios por Internet deben ser contemplados en forma idéntica que los negocios en el mundo físico. Es decir, tienen que cumplir un propósito, que en general son generar un rendimiento financiero y hacerlo satisfaciendo las necesidades de los clientes con productos/servicios de alta calidad.

Lo que si cambia en forma abismal es la velocidad con la cual debemos implementar lo que queramos implementar apoyándonos en las tecnologías Web. Más aún, la velocidad con la cual nuestra competencia nos puede sacar de un negocio e inclusive del mercado, sino aprovechamos las bondades de esta nueva tecnología en forma adecuada.

La economía sigue siendo la misma: producimos u ofrecemos algo que alguien quiere y/o necesita y está dispuesto a pagar un valor justo por eso. Y podemos recibir un valor por eso que producimos u ofrecemos mayor al costo de producirlo.

Se hace indispensable entonces imprimir agilidad y velocidad en todos nuestros procesos, desde la generación de la necesidad, hasta el servicio post venta, desde el contacto con proveedores de materias primas o proveedores de servicios, hasta la producción y entrega de los mismos, en el manejo del personal, las relaciones con los organismos de control. Realmente no hay límite para los beneficios en la aplicación de tecnologías Web. (Recalcamos que son tecnologías Web, que no implican que las soluciones tengan que estar solo en un sitio Web).

La aplicación de las tecnologías Web está sufriendo el mismo cambio que sufrió la aplicación de los conceptos de la calidad. Inicialmente eran los círculos de calidad, en grupos aislados dentro de la compañía, resolviendo problemas puntuales. Hoy, toda empresa que tenga la perdurabilidad dentro de sus objetivos debe trabajar con los conceptos de Calidad que rige la ISO u otro organismo ajustado a las características del negocio.

Lo mismo sucede entonces con la aplicación de las tecnologías Web. En sus inicios, eran los departamentos de mercadeo, empujados por las agencias publicitarias, que hacían uso esporádico de la Web "para ensayar". Es claro que en ese entonces ni las empresas, ni los directores de mercadeo, ni las agencias publicitarias, y en términos generales, nadie, sabía como operaban las tecnologías Web. Apenas surgían y todos "adivinábamos educadamente" sobre qué impacto podría tener hacia el futuro.

Hoy es indispensable que desde la cabeza de la compañía se estén buscando formas de aplicar las tecnologías Web para el apoyo a las políticas de productividad. Ya están suficientemente probadas la mayoría de ellas, y si una que quiere usar todavía no lo convence, espere un par de semanas y encontrará cientos de portales hablando sobre sus bondades, inconvenientes, y hasta recomendaciones para como hacerlo bien.

He visto la Internet y sus tecnologías penetrando en muchas áreas en un buen número de empresas, pero todavía dista de la aplicación completa de su potencial. Sigue habiendo algunos temores por lo "informal" que se ve el ambiente, sin embargo debemos hacernos un borrón mental de estos prejuicios, y buscar alternativas viables de implementación rápida de soluciones que aporten a la productividad. Dejar de hacer este esfuerzo sería como asignarle la muerte lenta a la compañía.