La posibilidad de mirar desde variados puntos de vista nos permite generar algunas conclusiones que compartimos a continuación. El objetivo es claro, el impulso de la industria de las TIC genera un número interesante de puestos de trabajo, además de posicionar al país en búsqueda de la modernidad. Las TIC son realmente muchas, desde la infraestructura de telecomunicaciones, hasta la producción y reparación de equipos, pasando por los servicios de consultoría, y muchos jugadores más.
En la construcción de infraestructura, como redes de telecomunicaciones, o construcción y ensamble de equipos de cómputo, se hace difícil estructurar unos elementos competitivos, que pueda ofrecer valor agregado a los clientes y que permita competir con los grandes jugadores en estos mercados.
En proyectos que tuve oportunidad de seguir de cerca, se trató, por ejemplo, de ensamblar un PC con un precio muy bajo que permitiese la penetración a alto nivel, generara un volumen alto de ventas, y permitiese recuperar así, con bajos márgenes, la inversión requerida para estructurar la industria. Sin embargo, cada vez que se aproximaba una solución, aparecía ya un equipo de marca, con software preinstalado, y a menor precio del que uno podría obtener.
La competencia fincada en el precio no tendría mucho futuro, y la generación de valor agregado tampoco haría que el cliente mirara más allá del precio en elementos que son casi como un commodity. La opción en este ejemplo entonces es la de implementar tecnologías que se pueden adquirir a precios muy favorables en otras latitudes.
La construcción e implementación de software aplicativo, ese que le brinda a las empresas las respectivas ventajas competitivas mediante la automatización de procesos de negocio, también hace parte de esta cadena productiva de las TIC, y tampoco resiste mucho análisis la construcción de software en forma local, en especial ese que entrará a engrosar la fila de la amplia oferta de contabilidades, nóminas, inventarios, y manejo del negocio en forma transaccional.
Hay que generar aplicativos pertinentes a las necesidades de las empresas locales. Toma mucha fuerza la filosofía de implementación y soporte de la misma que la creación de nuevas aplicaciones. Ya hay suficiente software para estas tareas, y basta con una búsqueda corta en la Web para encontrar más de 300,000 alternativas, todas gratuitas. Lo que dificulta su implementación es la asesoría y el soporte requerido por las mismas.
Sería interesante ver un surgir de empresas que tomen estas aplicaciones y alrededor de las mismas generen negocios de ajuste, modificación e implementación de las aplicaciones, reduciendo a cero el costo del software y permitiendo generar ingresos por las labores de consultoría, capacitación y mantenimiento. Entramos a debatirnos con el "ego de los creadores" donde por naturaleza consideramos que somos capaces de producir un producto mucho mejor, pero no reparamos en el tiempo que nos tomaría en llegar a un estado de madurez a partir del cual se puedan generar negocios.
El verdadero valor agregado está en permitirle a las empresas el acceso en forma muy rápida a tecnologías de la información y la comunicación para generar ventajas competitivas. Si a esto le sumamos que el costo del software a implementar es despreciable, y que el valor a cobrar en la implementación será solo el de la consultoría y capacitación, estaremos acercando a muchas más empresas la posibilidad de implementar soluciones corporativas informáticas que garanticen su permanencia en el mercado. No necesitamos construir más aplicaciones, es hora de empezar la implementación masiva de las aplicaciones existentes.