El emocional discurso de Michelle Obama en la inauguración de la convención democrática, le dio a los Estados Unidos la posibilidad de saber quiénes son los Obama, que valores tienen y por qué les interesa tanto la gente del común.
La abogada estudiada en Princeton y Harvard recordó que nació en el sur de Chicago, y que los Obama vienen de familias de clase media. Sus padres pasaron trabajos para poder pagarles su educación. Esa situación los pone mucho más cerca de la gente del común y explica por qué la pareja prefirió dedicarse a hacer trabajo comunitario, en vez de continuar con una promisoria carrera, en la prestigiosa firma de abogados donde los dos se conocieron.
El partido democrático quiso dar a conocer la otra cara de Barack Obama, la de un hombre de familia, un padre y un esposo sentado en la mitad de una sala de T.V., enfrentado a las mismas preocupaciones de cualquier padre de familia. Más allá de eso, les mostró a los norteamericanos quién puede ser su primera dama, una mujer que aparte de todo es un ejemplo de superación y un modelo a seguir. El mensaje fue: quien vote por Barack también está votando por Michelle.
La puesta en escena de Michelle y las dos preciosas hijas de Barack, Malia de 10 y Sasha de 7 años, intentó generar identidad y confianza entre el candidato y la gran masa de votantes, a la espera de una mayor aceptación de un hombre que en ciertos sectores de la población aún produce desconfianza e incredulidad.
El discurso terminó afirmando que el sueño americano aún existe y que la familia Obama lo encarna. Michelle incluso alcanzó a decir: “El Barack que conozco hoy es el mismo del que me enamoré hace diecinueve años”. Puso de presente cuáles son las opciones y por qué se debe votar por ellos, en vista de que son personas incluyentes que representan el cambio.
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