A 55 días de las elecciones presidenciales de los Estados Unidos, el ambiente está caliente. En una de las elecciones más controversiales que se recuerden, no sólo porque indefectiblemente tendremos a un presidente de raza negra o a una vice-presidente mujer – ambas novedades históricas -, sino además porque se da luego de dos periodos que dejan al país en la peor crisis económica y social después de la depresión de los 30´s, republicanos y demócratas andan en campaña promocionando sus partidos y políticas.
Los demócratas, abanderados del cambio, al pertenecer al partido opositor del saliente presidente George W. Bush, y los republicanos, que luego de la designación de Sarah Palin, cambiaron su consigna de ser la alternativa de experiencia, también por la del cambio, libran una cruenta batalla por desacreditar a la pareja rival.
Hasta ahora, ambas campañas han sido usadas para vender la imagen de los candidatos, pero no para reafirmar los planes de gobierno, que por lo pronto aparecen dejados a un lado. La contienda, que se pensaba iba a tratar temas de interés nacional e internacional, ha girado en torno a la personalidad e historial de los candidatos, quienes se atacan intentando desacreditarse.
Barack arremetió primero en la convención del partido demócrata señalando a McCain como un representante del continuismo, pero Palin respondió acusando a Obama como alguien que profesa el cambio pero sólo de dientes para afuera, ya que en su corta historia política no ha hecho nada que lo evidencie, señalando además, que ellos sí representan el cambio y que eso se evidencia al nominar a una mujer como candidata a la vice-presidencia, en contraposición al partido demócrata que tenía la posibilidad de nominar a Hillary Clinton pero se decidió por un hombre.
Ambos partidos han intentado argumentar que son los verdaderos abanderados del cambio, y con ello los republicanos han causado confusión en el público, logrando despojar a los demócratas de ser los únicos abanderados. Es por eso que Barack ha tenido que salir a reafirmar que son ellos lo representan, no el senador McCain, quien ha votado a favor de las políticas de George W Bush en un noventa (90%) de las veces.
En éste ir y venir de ataques, los demócratas han intentado decir de múltiples formas que la pareja McCain-Palin no representa el cambio. El último ejemplo lo dio Barack en su discurso de ayer, donde manifestó lo siguiente: “Puedes ponerle pintalabios a un cerdo, pero sigue siendo un cerdo – you can put lipstick on a pig, it’s still a pig”.
Sus palabras consideradas ofensivas por los republicanos y por sectores feministas, dejan al descubierto que la confusión causada por los republicanos ha tenido efecto y más allá de ello muestra cierto desconcierto en los demócratas, quienes están sintiendo la presión de las últimas encuestas, que muestran como la pareja McCain-Palin ha ido tomado ventaja.
Más allá de que los republicaros dijeron que era un comentario sexista y de que los demócratas les respondieron que no sacaran esa carta, la atención de los medios y la prensa ha girado en torno al comentario, agrandando el incidente. Todo el mundo quiere dar su opinión en relación a si fue sexista o no. En días de campaña y máxime cuando se está en la recta final de unas votaciones presidenciales, todos los días son importantes. Que éste incidente aparezca en los noticieros y periódicos de los Estados Unidos, sin duda demuestra el desacierto de Barack, quien hace unos días criticaba a los republicanos por hablar más de la cuenta y no enfocarse en las políticas de gobierno. Algunos incluso lo catalogan de torpeza que hiere susceptibilidades, y afirman que él no está en condición de atacar a un candidato por su sexo cuando el mismo rechaza los ataques que le hacen por su raza.
No se entiende por qué Obama está atacando a Palin, cuando ese trabajo lo debería estar haciendo Biden, con quien la senadora de Alaska está disputando la vicepresidencia. Ponerse al nivel de Palin lo baja de escalón y demuestra que le dolió el ataque que Palin le lanzó en la convención republicana.
Todo ello es motivo de celebración para los republicanos, quienes no solo han logrado confundir a los electores al plantearse como los abanderados del cambio cuando los demócratas eran los originales abanderados, sino que también lograron que Barack mordiera el anzuelo con los ataques y la nominación de Palin, quien llegó de la nada y ahora luce como una estrella, quitándole figuración.
Barack no puede perder la fibra en la recta final si quiere ser presidente. Tiene que ser muy cuidadoso con lo que dice. Su comentario es demostrativo de que respira por la herida. Es evidente que no se pudo contener, no pensó en las consecuencias de su comentario y que no está preparando sus discursos, que deben ir enfocados a discutir las políticas de gobierno.
La nación está dividida, algunos sectores consideran que el gobierno de Bush ha hecho un buen trabajo en cuanto a la seguridad nacional y le tienen miedo o no quieren el cambio, otros afirman que no votan por Barack porque es negro, otros que votan por McCain porque admiran a Palin. Alguien tendría que decirle a Barack que no es hora de estar haciendo enemigos. Puede que en realidad esté mostrando su inexperiencia.
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