La aparición de un graffiti en la Universidad de Temple, Filadelfia, Estados Unidos, muestra cuán polarizada está la gente el día de las elecciones presidenciales. El escrito ubicado en una de las paredes de centro estudiantil dice: «Vote for Obama and be prepared to die». – Vota por Obama y prepárate a morir -. Abajo, en otro color y otra letra, dice: «Or vote for McCain and the KKK the real 666″. – O vota por McCain y el Ku Klux Klan, el verdadero 666. Decir que uno y otro personifican al demonio es hacer una exageración llevada al ridículo. Pero, ¿qué tanto hay de cierto en ello?
Ambos bandos representan políticas que muchos temen. Obama es visto por los sectores más conservadores como un terrorista en potencia. Un hombre que tiene amistades con personajes cuestionados como el reverendo Jeremiah Wright o el activista Bill Ayers. Su apellido Obama no lo ayuda. Muchos lo asimilan a Osama por su sonoridad, y su segundo nombre, Hussein, ha sido asociado con terrorismo y barbarie por décadas.
McCain por su lado, es visto como una continuación de la xenofobia y el racismo. Hace cuarenta años, cuando él estaba llegando a los treintas, aún operaban células del Ku Klux Klan, uno de los peores grupos xenófobos de la historia del mundo. Gran parte de las personas que apoyan su candidatura, los conocidos ‘rednecks’, aún consideran que los Estados Unidos debería ser un país de blancos. Para ellos, el resto de las razas son inferiores.
Ejemplo de ello se vio la semana pasada, cuando se reveló el plan de un grupo neonazi en Tennesse, para asesinar a Barack Obama y a 102 niños negros. Si bien Obama desestimó el riesgo diciendo que está protegido por el servicio secreto y afirmó que el color de su piel no va a importar, una y otra vez se ha visto la agresividad que su figura despierta. Un seguidor de McCain casi agrede a un reportero de CNN porque le cuestionó el haber escrito Barack Osama en un cartel. Un hombre apuñaleó a su cuñado en una discusión que se inició con la pregunta: ¿Por cual de los dos candidatos votar?
En algunos de los sectores conservadores se afirma que puede ser catastrófico votar por un hombre de ascendencia musulmana, que encima de ello tiene nexos con terroristas. No hay que olvidar que el once de septiembre continúa fresco en la memoria de la gente. Que los Estados Unidos está en la mira de otro atentado y que para muchas personas, esto no se trata de una votación entre dos partidos tradicionales que pugnan por el poder, sino de un pulso que determina el futuro del país por décadas. De ganar Obama, la nación vivirá un punto de quiebre, para bien o para mal.
Para los seguidores de Obama, muchos blancos de mente y espíritu liberal, los sectores negros, latinos, asiáticos, musulmanes y de cualquier otra raza diferente a la caucásica, McCain trae una carga histórica negativa al descender de una estirpe que oprime y violenta a las minorías.
Para los seguidores de McCain, personas ultra conservadoras, Obama es sinónimo de riesgo y radicalismo. De salir elegido, según ellos, el país le apuesta a lo desconocido. Muchos consideran que un negro aún no está preparado para gobernar.
Sea como sea, la situación ha servido para demostrar la paranoia con que se vive en los Estados Unidos. Es frecuente escuchar conversaciones en donde se menciona la Apocalipsis. Las elecciones han servido como catalizador que muestra la pugna de dos corrientes, lo dividido que está un país reconocido por sus ambivalencias. Esta es la tierra del Ku Klux Klan, pero de aquí han salido movimientos sociales tan importantes como la revolución sexual, el feminismo y la revolución gay.
De lo que no hay duda, es que estamos en presencia de una de las elecciones más importantes de la historia, que será recordada durante mucho tiempo. McCain sigue siendo el candidato más tradicional, un voto seguro. La persona que se sabe cómo va a reaccionar, que es predecible. Eso lo hace incoloro, aburrido. Obama es el cambio, una apuesta al rojo o al negro, un signo de interrogación. No se sabe como va a reaccionar, no es predecible, pero sin duda es la persona que tiene brillo, el héroe que los Estados Unidos necesita, un hombre que es un reformista y está lejos de ser un tipo aburrido o desgastado. A esa disyuntiva se enfrentan todos los votantes que aún hoy, el día de las elecciones, no saben por cuál de los dos decidirse.
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