La tribuna estalla en júbilo con Jimmie Johnson. El campeón actual se monta a la camioneta, sonríe sin problema ante el enjambre de fotógrafos y sale a su vuelta ovacionado por el público. – Jimmiiiee, ¿qué vas a hacer si no te ganas éste campeonato? -, le grita el joven del pelo parado.
 
Los dos hombres de cara colorada deben estar llegando a los sesenta. – Ustedes son muy chistosos -, les digo.
 
El joven se toma un trago y posa para la foto. Abre la boca mostrando el vaso plástico de forma caricaturesca. – Soy de California. Mira ella es mi esposa -. Me presenta una mona de capul, cuyo pelo esta a punto de tapar sus ojos azules. La mujer sonríe con su cara de cachetes pecosos.
 
– Vas por Montoya -, le pregunto al de dientes salidos.
 
– Si, conozco su historia. Lo vi ganar el Gran Premio de Inglaterra cuando corría en la Formula Uno -, añade.
 
– ¿De dónde eres?
 
– Irlanda. El es norteamericano -. Señala a su amigo.
 
– También me gusta Montoya. Se ha demorado en ganar. Pero ya vendrá su victoria. Y una vez llegue, llegarán muchas -. Les tomo una foto contra un cielo que comienza a clarear. Nos tomamos otra contra las tribunas de la curva dos que aún están a medio llenar.
 
Me apresuro en busca del carro de Montoya que debe andar hacia el final de la calle de ‘pits’. Lo localizo antes del número 39 de Ryan Newman y detrás del número 48 de Jimmie Johnson que sale en la ‘pole’. Soldados del ejército levantan banderas de los Estados Unidos al tiempo en que los técnicos revisan los últimos pormenores de los bólidos, ante la mirada de oficiales de carrera que los supervisan. Joey Logano se recuesta contra el suyo de forma relajada. Apoya el codo sobre el techo luciendo su overol de visos naranjas. Su gorra y gafas negras le dan una pinta ‘cool’. Me acerco a tomarle una foto y se inquieta girando la cabeza hacia un lado. La inseguridad en sus movimientos revela su corta edad.
 
Camino hasta llegar al carro número 42 de Montoya. El piloto colombiano habla con Brian Pattie, su jefe de equipo, quien le da algunas recomendaciones finales. Lucen serios. Pattie apoya su pecho en el carro con la cabeza en dirección a Juan Pablo. Luego de un nuevo intercambio de palabras ambos se ríen mostrando los dientes. El piloto colombiano tose con tos de perro, llevando la mano a su boca.
 
Parece tranquilo, auque sabe que es el momento de la verdad. Parte de segundo y de terminar bien se va perfilando como uno de los pilotos que disputarán el título de la Nascar. Ha pasado agua bajo el puente, luce algunas canas que se resaltan en su pelo bien recortado, pero aún tiene la cara fresca y la mirada del tigre parece haber vuelto ahora que está en las finales y puede correr para ganar, en vez de ir cuidando resultados. Así lo demostró en la carrera de Loudon, New Hampshire, donde terminó de tercero aunque tenía carro y energía para haber ganado la primera carrera del ‘Chase’.
 
Chip Ganassi llega y le da un par de indicaciones. Le hace una pregunta que Montoya cuestiona. Los bordes de su boca forman un arco hacia abajo. Hablan algunas cosas ante el lente de diversos fotógrafos que los retratan por diferentes ángulos.
 
Juan Pablo habla con un ingeniero de barba bien peluqueada que llega luciendo un overol negro igual al suyo. Un oficial de la carrera los interrumpe y el piloto vuelve al lado de la puerta de su bólido. Escuchamos las primeras notas de la canción ‘God Bless America’, y una joven con la camiseta blanca del equipo Earnhardt Ganassi Racing nos aparta del lugar. Un técnico pone su gorra a la altura del pecho del otro lado del carro, junto al ingeniero de barba, Brian Pattie y un oficial de carrera que cierra la fila. Los mecánicos de Jimmie Johnson forman detrás de ellos.
 
Montoya posa al lado de su bólido junto a su amigo ‘Gonzo’. Chip Ganassi y la joven jefe de prensa lo hacen detrás. Los reporteros de ESPN continúan merodeando con sus cámaras al hombro.
 
El colombiano mira hacia el piso y guarda silencio apoyando la mano en la ventana del bólido, hasta que un hombre de anteojos y bigote se para junto a él y empieza a hablarle. Montoya sonríe, sus gafas montadas sobre la cabeza.
 
Una joven entona el himno de los Estados Unidos y fuegos artificiales estallan cuando alcanza las notas más altas. Jimmie Johnson posa al lado de su bólido con la mano en el pecho. Su señora, una rubia de su misma estatura, sonríe detrás de unas gafas de sol. Es esbelta y de piernas largas. Luce jeans apretados, una camisa gris que cubre su cintura y un collar de bolas negras. Chad Knaus, el jefe del equipo Hendrick Motorsports, aparece detrás de ellos formando una Y invertida con las piernas. Les tomo una foto ante el rugido de un Hércules que pasa sobrevolando a poca altura. Tan pronto se acaba el himno Jimmie le da un beso en la boca a su esposa, se voltea y entra al carro por la ventana. Me aproximo a él, le apunto mi cámara y sonríe ajustando su cinturón. Vuelvo al carro de Montoya en donde ‘Gonzo’ lo ayuda a ajustar el suyo. Ryan Newman, Greg Biffle, David Reutimann, Kasey Kahne, Jeff Gordon, Clint Bowyer, Sam Hornish, Paul Menard, Joey Logano, Brian Vickers y los demás corredores se ponen el casco y suben la maya protectora que cubre la ventana.
 
Dan la orden de prender los motores y un rugido general resuena contra las tribunas atiborradas. Mecánicos se apresuran de vuelta a sus ‘pits’ ante el olor a combustible que invade el ambiente. Uno de ellos pega una cinta roja sobre el concreto, en el punto donde Montoya debe frenar. Otro se agacha y marca el borde de unas llantas, diferenciando las que van adelante y atrás. Los técnicos chequean las boquillas de los tanques de combustibles, ante el rugido de los motores que aceleraran. Los bólidos salen a la pista detrás del ‘pace car’ y se organizan en dos filas, de acuerdo a su puesto de clasificación. Brian Pattie y otros ingenieros pulsan las techas de unos computadores, sentados en la parte superior de su centro de operaciones.
 
Los pilotos dan un nuevo giro hasta que el ‘pace car’ apaga las luces y Johnson acelera por la recta ante la bandera verde. Montoya lo hace a su lado por la parte externa de la pista. Cruzan la línea de partida y se lanza la carrera.
 
Vea fotos en: www.eduardobecharanavratilova.blogspot.com
 
Espere mañana la crónica: Dover, desde los ‘pits’ – Parte III
 
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