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Kenseth es el primero en entrar a ‘pits’ en bandera verde. Hamlin, Johnson y Montoya pasan coleros a los que les toman dos vueltas. Biffle entra, seguido por Brian Vickers en su bólido número 83, con el toro rojo de Red Bull pintado en el costado. Reagan, Boyer, Truex Jr., y Edwards entran junto a los demás pilotos que no lo hicieron en la última amarilla.
 
Montoya desacelera y entra en la vuelta cuatrocientos treinta y tres, Johnson en la cuatrocientos treinta y cuatro, Hamlin dos giros después. Sale retomando la punta. Johnson mantiene su segundo lugar, Montoya el tercero a dos segundos.
 
Camino de vuelta a sus ‘pits’. Shannon Spake luce su overol blanco de mangas rojas. Ajusta sus audífonos ante la filmadora de ESPN, sube su micrófono a la boca y hace algunos comentarios en vivo.
 
Elliott Sadler golpea a John Andretti por atrás y el piloto de Pensilvania hace un trompo. La amarilla número doce ondea en la vuelta cuatrocientos cuarenta y dos. Nadie entra a ‘pits’. La carrera se relanza. Hamlin defiende el liderato. Montoya ataca a Johnson por afuera. Los tres pasan uno atrás del otro. Aquí se está peleando la carrera. La punta está ahí: tan lejos pero tan cerca. Los mecánicos del colombiano le hacen fuerza, sus ojos fijos sobre la pantalla del autódromo.
 
Gordon le recorta distancia al bogotano y lo desafía por adentro. Montoya se defiende. El cuatro veces campeón de la Nascar le mete la punta de su carro por adentro. Entran puerta a puerta en la curva uno, salen pegados en la dos, Montoya defiende su tercer lugar. Entran juntos a la tres, salen de la cuatro aún pegados, Montoya se defiende durante otra vuelta hasta que Gordon le saca ventaja en la curva y lo rebasa. Gonzo levanta los hombros.
 
Una nueva amarilla ondea en la vuelta cuatrocientos ochenta y tres por suciedad en la pista. Los carros dan un par de giros hasta que el ‘pace car’ apaga sus luces y los bólidos se lanzan sobre la recta. Montoya ataca a Gordon por adentro. Entran a la curva uno, salen de la dos puerta a puerta, entran a la tres. Gordon sale mal parado de la cuatro y Montoya lo supera en la recta. ¡Así se hace! lo celebro. Tiene a Johnson enfrente, Hamlin se escapa adelante.
 
Scott Speed se va contra el muro en la vuelta cuatrocientos noventa y cinco generando una nueva amarilla. Su carro destrozado en la pantalla. Pasa por la línea de ‘pits’ arrastrando la parte trasera del vehículo. Los bólidos forman en doble fila tras el ‘pace car’ y la carrera se relanza en la vuelta cuatrocientos noventa y nueve para un último giro en banderas verde y blanca.
 
Johnson ataca a Hamlin, pero el joven piloto defiende el liderato, Montoya defiende su tercer puesto. Entran a la curva uno, salen en la dos, los bólidos zumban entrando a la tres y rugen por la cuatro hacia la recta. Hamlin cruza la línea de meta seguido por Johnson y Montoya. Tercero. Tercero. ¡Mierda! Estuvo cerca.
 
Hamlin da trompos y quema llantas. Su bólido girando entre una cortina de humo. Le da la vuelta al autódromo con la bandera a cuadros. Montoya frena en línea de ‘pits’. Sale por la ventana de su carro así como lo hacían Bo y Luke en la vieja serie de T.V. los Duques de Hazzard. Gonzo, Brian Pattie y una comitiva llega a su encuentro. Reconozco a Pablo Montoya, el papá de Juan Pablo, con su barba oscura y ojos vivaces.
 
– Lástima que no hemos podido celebrar -, le digo.
 
– Pero ahí vamos dando la pelea, que es lo importante.
 
Shannon Spake entrevista a Montoya. El corredor habla al micrófono mostrando las marcas frescas del casco y audífonos. Se va con Gonzo, Pablo y la comitiva del equipo hacia el centro de prensa. Johnson besa a su esposa y responde preguntas a un reportero de ESPN.
 
Los mecánicos del Earnhardt Ganassi Racing desmontan el centro de operaciones. Los aficionados abandonan las tribunas ante los últimos rayos de la tarde.
 
– Montoya y Gordon se están echando vainas -, comenta papá por celular. – Montoya dice que Gordon no le estaba dando espacio y Gordon dice que Montoya anda corriendo de manera agresiva.
 
– Ese es el Montoya que nos gusta, ¿no? -, le respondo camino al centro de prensa.
 
– ¿A qué hora te vas para ‘Philly’?
 
– Salgo ya. Voy a ver si hay algo de comer en el centro de prensa y me voy -, te prometo que paro en algún lado si me siento muy cansado. Entro y me sirvo un plato de marañones y pistachos. Los masco mientras Johnson se alista para la rueda de prensa.
 
– ¿Ya se cree ganador del título? -, le pregunta un periodista.
 
– Aún no, pero el equipo se siente con mucha confianza. A menos de que tengamos problemas mecánicos estaremos competitivos para las últimas cuatro carreras -, dice bajo su gorra negra de Lowe’s.
 
– ¿Por qué cree que los pilotos que están en el ‘Chase’ han terminado en los primeros lugares de forma sistemática en todas las carreras?
 
– Eso confirma que han sido los mejores equipos durante el año. Hay otros que andan haciendo pruebas para el 2010 y no toman estas carreras tan en serio. Algunos otros andan desmotivados, es normal -, añade bebiendo un trago de Gatorade.
 
– ¿A qué le atribuye su éxito recurrente?
 
– Al trabajo de equipo. Mis mecánicos me ayudan a ganar muchos puestos en ‘pits’. Estoy muy agradecido con ellos.
 
Termino de escuchar sus respuestas y salgo a la tarde que cae llenando al cielo de tonos turquesas. Cruzo la pista hacia la salida en la puerta norte. Johnson camina apresurado hasta que un carrito de golf lo recoge y pasa a mi lado. Lo sigo y me abro paso entre la gente.
 
– No te imaginas lo que acabo de ver, Bob -, comenta un aficionado. -Jimmie Johnson, acaba de pasar por aquí.
 
– ¿Me estás jodiendo? No te creo -, responde un hombre bajando las cejas de forma incrédula. Toma un trago de su lata de cerveza.
 
Escalo la loma en busca de mi carro. El reloj marca las 6:15 p.m. De irme ya estaría llegando a ‘Philly’ hacia la 1:30 a.m. Lo enciendo y me ubico en la cola de la fila. No se mueve. Pasan 10 minutos, 20. Llamó a papá.
 
– Johnson dijo que sus mecánicos siempre le ganan posiciones en los ´pits’.
 
– Montoya siempre las pierde. En Charlotte iba haciendo una muy buena carrera hasta que salió rezagado y Martin lo chocó. Eso ha pasado muchas veces. Se choca después de que sale de ‘pits’ en la mitad del grupo, donde hay mucho mayor riesgo de accidentarse.
 
– Cuando ganó la Cart en 1999, siempre lo sacaban adelante de sus contendores. Así es como se ganan carreras y campeonatos.
 
Los carros empiezan a salir del parqueadero hacia las 7:00 p.m. El trancón se va aligerando en Greensboro Rd. Tomo la US-220 N en dirección a Roanoke. El tráfico anda a 15 millas de velocidad menos que su límite de 65 mph. Lo sigo con calma a sabiendas de que el camino es largo. Lo peor que puedo hacer es desesperarme. Con esta demora debo estar llegando hacia las 2:00 a.m.
 
– Por lo menos andas bajo las estrellas -, me dice Annete por celular. – No bajo la lluvia como hace una semana cuando volvíamos de Charlotte.
 
Recorro las 62 millas hasta Roanoke y tomo la I – 81 N que debo recorrer por 277.8 millas hasta las puertas de Harrisburg, en Pensilvania. El tráfico se aligera y me estabilizo en 70 mph. Empiezo a pasar tractomulas y camiones por la carretera interestatal que entra a Virginia del oeste. Me alieno en una especie de transe temporal en el que pasan los kilómetros y minutos ante una oscuridad de boca de lobo.
 
Aprieto los ojos para mantenerlos enfocados. Noto el cansancio del día en la tensión de mis hombros, la fatiga de mis músculos. Intento relajarme. Me siento derecho y cambio de emisora en busca de alguna música que me guste. Nada, puras canciones ‘country’. Moteles de carretera pasan de largo. Podrías parar, ¿sabes? Dejar el resto del camino para mañana, al fin y al cabo dictas clase el martes. Quiero llegar, matar la carretera ahora que se despejó, mañana estará llena de carros. Estás cansado, hazme caso.
 
 
Vea fotos en: www.eduardobecharanavratilova.blogspot.com
 
 
Lea próximamente la crónica: Martinsville, desde los ‘pits’ – Parte V – Por: Eduardo Bechara Navratilova
 
 
Lea las crónicas: Martinsville, desde los ‘pits’ – Parte I, II y III en www.eltiempo.com/participacion/escarabajomayor
 
 
escarabajomayor@gmail.com

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PERFIL
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Mi nombre es Eduardo Bechara Navratilova. Escribo como acto liberador que me ayuda a escapar del mundo, así termine volviendo a él. Me sirve para entender mis propios actos, aunque admito que acabo con más preguntas que respuestas. Tengo defectos despreciables, que dejaré al lector descubrir por si mismo. Detesto los trancones, las modelos y hacer fila en los bancos. Me gusta el fútbol y la rumba, me gusta la gente que persiste. Tengo los títulos de derecho (1999) y literatura (2005) en la Universidad de los Andes. La novia del torero, Editorial La Serpiente Emplumada (2002) y Unos duermen, otros no, Editorial Escarabajo (2006), son mis dos novelas publicadas. No tengo un peso en el banco, pero me he recorrido medio mundo en viajes. El ser humano y su comportamiento son mi tema de fondo.

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