Los dirigentes gremiales
comunican que de ahora en adelante
el fútbol dejará de tapar los huecos burocráticos,
ser utilizado como partido político,
el pan y el circo de los modernos romanos,
la cortina en la que desaparece la corrupción
de todos los días.
Añaden que es una pena
silenciar la poesía de Messi,
esconderle los botines a Iniesta,
ponerle la camiseta a Balotelli,
coartar el histrionismo
de Neymar,
quitarle el estuche cosmético
a Cristiano Ronaldo
y cortarle las uñas al tigre Falcao,
pero la situación ya no da más…
Eduardo Bechara Navratilova
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