A cidade maravilhosa

ha vuelto a su esplendor:

 

avenidas limpias,

playas de arena fina,

morros,

ensenadas

y bahías apartadas

de pobreza…

 

Pregunto dónde están

los miles de mendigos

que dormían y caminaban

la ciudad con harapos

 

sombras de los hombres

y mujeres

que fueron algún día…

 

Hace una semana los

recogieron

y llevaron a un albergue.

 

La escena de mil perros

electrocutados

en una plancha eléctrica

me devuelve al pasado…

 

Es extraño ver a Río

sin sus sombras.

 

No parece la misma…

 

¿Por qué habré pensado

en la matazón de perros?

 

 

 

Del poemario «Conexión Brasil»

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