La niña palestina de vestido verde,

brazos delgados,

piel de cobre

 

como el color en la tierra

de sus ancestros

 

a pesar de la tragedia de su pueblo

 

el ataque por

monstruos que vuelan

con sus chorros de viento,

rugen y explotan

contra su casa

 

aún lleva la esperanza

en la mirada…

 

Rescata del fondo

en los escombros

vueltos piedra,

vueltos hierro,

vueltos arena y polvo

 

los libros del colegio…

 

Para ella,

la vida no termina en

el juego de dioses

que se libra entre

seres de naturaleza

salvaje

 

que imponen

su terror

con el silbido de sus

bombas…

 

 

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