Para Yuliana Samboní, asesinada a los siete años por el monstruo, y todos los niños en riesgo de caer en las manos de un depredador como Rafael Uribe.
I
Te advirtieron desde chica
a cuidarte de extraños en la calle.
Te asustaron con “El viejo”,
ese hombre de edad,
rostro deforme
y costal,
que se lleva
a los niños
mal portados.
Nadie te advirtió
que los hombres
apuestos,
bien vestidos
y que andan en
grandes autos,
también pueden
ser monstruos…
II
Eras una niña
de ojos grandes,
negros,
piel cobriza,
sonrisa de bailarina
y la inocencia
propia de la infancia.
Hacías parte del mundo,
la vida crecía en ti
con latidos de corazón nuevo,
y todo a tu alrededor
era entusiasmo.
Hasta que vino el lobo y te raptó…
III
Jugabas a las muñecas,
al doctor,
al papá y la mamá,
la lleva
y la gallina ciega.
Soñabas con ser cantante,
tu voz alegraba la existencia,
te veías en un escenario iluminado
como estrella de rock.
Todo eso ahora es imposible…
El monstruo te raptó,
mordió tu lengua,
saco tus ojos
y embalsamó tu cuerpo
en aceite,
como momia perdida
en su silencio…
IV
Los monstruos vienen
con traje de osito,
Papá Noel,
conejo,
muñeco de nieve
y cordero;
son agradables a la vista
y suelen ofrecer dulces
que se deshacen en la boca…
Ellos saben que los niños
gustan mucho de los seres
mullidos,
con cuerpos rechonchos
y aspecto inofensivo…
…cómo el que te silenció…
V
La niña que eras
vuela con el recuerdo
de una mariposa
despojada de sus alas…
Símbolo de una vida
cegada,
grito al viento
en la soledad
de los rincones,
y lamentos,
de aquellos que te
lloran…
Eduardo Bechara Navratilova
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