Gestado en casa de Christian Kent y Rosemari Apodaca, Asunción, Paraguay.
Papá nunca fue poeta,
pero fue un gran ser humano,
fue poeta a su modo,
en medio de sus pensamientos
y forma de ver la vida,
siempre compasiva,
con ese halo del que
ha sufrido
y entiende el dolor
de los otros…
Heredé su forma
de ver el mundo,
tratar a los demás,
atrapar entre mis ojos
la magia que subyace
en cada vivencia
irrepetible…
Hay quienes son grandes poetas,
transfieren sus pensamientos
al papel
con palabras precisas,
una musicalidad de compositor
sinfónico,
y un manejo de la lengua
capaz de elevarse sobre
los ríos,
soplar como el viento
por el océano…
Algunos poetas son grandes
seres humanos,
sostienen la mirada
frente al dolor
de los otros,
les duele a su manera
(cada quien sabe cómo responde
ante la tragedia, la injusticia…),
son cariñosos con sus padres,
sus hijos,
amigos, conocidos,
y cualquier otra persona
que se los cruce…
Hay otros que,
según Christian,
deslindan al artista del ser humano,
son grandes poetas,
pero se dejan inflar por su ego,
cierran puertas en las caras,
maltratan a los más próximos
y desprecian a los desconocidos,
(incluso los que admiran su arte).
Son quienes se miran al espejo
y se llenan los ojos de sí mismos,
como pequeños soles,
estrellas titilantes en un reflejo
donde se iluminan,
mientras la vida pasa
para los demás,
en medio de la devastación…
Prefiero ser buen ser humano
a ser buen poeta,
los buenos seres humanos
construyen más allá
de ellos mismos,
los buenos poetas
y malos seres humanos,
construyen hacia su
propio fondo
y destruyen su alrededor,
como tornados hambrientos
por arrasar todo a su paso…
Eduardo Bechara Navratilova
escarabajomayor1@gmail.com
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