Los deportes tienen mucho de cinematográfico: Espíritu competitivo, rivalidad, adrenalina, deseos de superación y trabajo en equipo se conjugan para escenificar en un espacio deportivo muchas de las tensiones de nuestra vida cotidiana.  El cine siempre lo ha sabido y por eso se ha dedicado a retratar infinidad de veces a deportistas profesionales, aficionados, tercos o frustrados que por medio de una puesta en escena audiovisual nos demuestran que el deporte pone en juego mucho más que medallas y victorias. 

Los deportes en el cine siempre han estado más allá de los resultados deportivos y las grandes proezas.  Los protagonistas de estas películas suelen ser personajes con los que el público genera algún tipo de sintonía: o porque se parecen al espectador promedio al tener una mayor dosis de ganas que de talento, o porque son personajes tenaces y admirables que desarrollan proezas deportivas en contra de toda adversidad.
El uso (y a veces abuso) del tema deportivo en el cine hizo que en el capítulo que escribí con Enrique Uribe en uno de mis libros, incluyéramos una receta del cine de Hollywood basado en deportes que se ha repetido hasta la saciedad y a la que denominamos proeza deportiva.  En este tipo de historias un personaje quiere ganar algo que parece imposible y lucha contra todo designio hasta conseguirlo en medio de la incredulidad de todos (una pista: Al final todos aplauden empezando por el más escéptico hasta que se suma el estadio completo).  A continuación pueden ver la gráfica extractada de Cine: Recetas y símbolos. Guía para entender el cine sin dejar de disfrutarlo (cuya información pueden ver aquí) :

Espere en mi próxima entrega: El drama de las princesas Disney
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